3 No es hacerlo, es vivirlo

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La canción sale de los parlantes temblorosos tal y como un rayo resuena al golpear la tierra, la luz le da en el rostro marcado por la pasión y el amor de llevar a cabo el acto, los pies se mueven ágiles y solos, no hay ningún tipo de dirigencia proveniente del cerebro, éste está desconectado, navegando en un frío paraíso teñido de muchos colores vivos en un extremo y muchos opacos de otro.
El corazón late a mil por hora como el motor de un auto que viaja más o menos a 428.24 km/h. La adrenalina se traslada por las venas a una velocidad titánica, los ojos dilatados dejan en claro la excitación, sus brazos se mueven de arriba hacia abajo, de una costado hacia el otro y así sucesivamente. Su largo cabello agarrado en una cola de caballo salta y algunos mechos se adhieren a su pequeño rostro lleno de transpiración, impidiendo que sus ojos teñidos de azul eléctrico puedan llegar más allá de los reflectores. Aquellos labios pequeños aspecto carmesí susurran la letra de la canción y su cuerpo expresa la muy buena decisión que tomó al ejercer la carrera que más ha amado y ama.

Interiores de MachaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora