Interiores de Macha

30 Lo extraordinario de amarte

No fue fácil. Amarte no fue fácil.

Tuve que acostumbrarme, sabía que no cambiarías, igual, no quería que lo hagas. Me enamoré de vos de una forma... increíblemente aterradora.

Me gustaba estar. Porque vos querías que esté. En los momentos malos y buenos.
Como así vos estabas para mí.

Fue algo de dos.
No dejamos que nadie nos aparte.

No desconfiamos. No nos engañamos.

Discutíamos solo por alguna película u otra cosa insignificante.

Cada momento a tu lado fue maravilloso. Lleno de risas, bromas, miradas, roces, besos... pasión.

Eras delicado como un cristal, valioso como la más prestigiosa de las pinturas, abstracto como una obra indescifrable, intenso como una religión, complejo como la política y tentativo como una peligrosa droga. Si la mujer equivocada cayera en tus redes, no tendría oportunidad de salir.

Y esa mujer fui yo.

Y me alegro de eso.

Me hiciste tocar las nubes. Me hiciste feliz de una manera que nadie podía.

Nos hicimos el uno para el otro, y no de una forma tóxica.

Nuestros amigos nos hacían bromas, diciendo que hasta nos tenían envidia.

Debo admitir, tenías imperfecciones.

Pero eran las imperfecciones más perfectas del mundo.

Bailabas pésimo, pero me hacías reír hasta el llanto.

Ni hablar de tu comida. Creo que ni siquiera llega a la categoría de lo comestible.

Tomabas duchas frías, pero no quiere decir que no eran calientes. Tú me entiendes.

Me hacías sentir tantas cosas que me daba miedo de perderme. Pero me decías que si eso pasaba me volverías a traer a la realidad.

Me decías que me cuidarías.

Hacías caos en mi mente y cuerpo...

Te amé. Locamente.

Me amaste, de igual manera.

Gracias. Gracias por seguir en mi vida. Y gracias por hacerme feliz.

No veo un futuro sin ti. Te amo Z.
Te amo locamente.

Tu me entiendes.