Décimo Capítulo

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Despiertas en la enfermería, de nuevo. Tu hermano te sonríe, y te preguntas qué clase de anestesia han usado, porque la cabeza te duele demasiado.

-No hemos querido usar ningún tipo de magia- te informa- El corte es superficial, y la fiebre irá bajando poco a poco. En caso de que vuelva a subir, tal vez si deberíamos usar algo de ambrosía, o un himno. Lo siento, me gustaría poder curarte ahora mismo, pero tenemos prohibido utilizar la magia.

-Está bien.-Dices, sientiendo la voz rasposa y la garganta seca.- Eh... ¿Qué hora es?

-Estás a tiempo para la comida, aunque con la fiebre vas a necesitar a alguien que te acompañe. Con gusto me ofrecería, pero hoy va a ser un día complicado...

-No te preocupes- Le sonríes, mientras te pones lentamente en  pie. El frío en tu torso te recuerda que no llevas ropa- Eh... ¿Tú tenías una muda, cierto?

El joven muchacho niega suavemente, mientras te muestra unas ropas que han estado a los pies de tu cama por un buen rato.

-La cabaña de Afrodita se ha negado a colaborar- Te explica, mostrándote una camiseta naranja con el logo del campamento, pero bastante más pequeña de lo que debería, y unos pantalones que perfectamente podría usar Polifemo.- No he podido encontrar otra cosa.

-Está bien, enserio, te lo agradezco muchísimo- Le vuelves a sonreír, tomando la ropa. El mundo comienza a darte vueltas.- ¿Puedes... Puedes echarme una mano?

-Ya me encargo yo.

Te sobresaltas, al encontrar a Nico, que acababa de hablar desde la esquina. Reposaba su espalda sobre la pared blanca, con los brazos cruzados y una de sus piernas presionada contra la pared, en esa típica pose que aparece en películas.

El hijo de Apolo asiente, retirándose, y Nico se acerca a ti.

-Date prisa o llegaremos tarde a la comida.

No le respondes, pero te apoyas con suavidad en su hombro para poder ponerte los pantalones. Encuentras la paz al confirmar que al menos puedes ponerte la camiseta solo, y en que Nico, todo un caballero, ni siquiera ha mirado, respetando tu privacidad.

-¿Listo?- Te apremia, girándose por fin- ¿Puedes caminar?

-Bueno...

Nico asiente, agachándose un poco, suficiente como para que hasta tú entiendas que toca otro viaje a sus espaldas hasta donde sea que se supone van a comer.

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-Así que...- Preguntas, algo incómodo. Se supone que deberías estar en la mesa de Apolo, pero Nico te ha dejado en la de Hades y eso, eso llama la atención- ¿Piense en lo que piense, va a aparecer aquí?

-Se supone que solo funciona con bebidas.

-¿Y si es sangre humana?

-¿Por qué ibas a querer beber eso?

-¿Pero matarían a un humano?

-T/N, ¿alguna vez cierras la boca?

-No- Niegas, sonriendo, y buscando confort en el zumo de arándanos que has decidido beber- Bueno, cuando como. Pero te juro que si me como algo ahora mismo, vómito.

-No hace falta que des detalles- Se queja. Sí, el muy insensible sí estaba comiendo, mientras tú morías de hambre, y, como es un señorito, no puede lidiar con cosas como vómito. De verdad, es un maldito princeso. -Aunque tal vez no sea buena idea estar en ayunas por tanto tiempo...

¡Bienvenido al Campamento Mestizo! (Rayito) (Gay) (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora