¡Bienvenido al Campamento Mestizo! (Rayito) (Gay) (yaoi)

Sexto, segundo especial de Halloween

No podías apartar los ojos de aquella hechizante mirada verde mar, o de su dueño en general. Imponía un poco, por eso de ser alto, pero su sonrisa era amable. ¿La chica a su lado? No tanto.

-¡Percy ha aprobado la idea!- Explica Leo, sonriente- ¡Os dije que podía funcionar!

-No la ha aprobado- Le corrige la chica. Leo se calla al instante, para tu sorpresa- Está en periodo de prueba.

Percy, el chico de ojos bonitos, parece divertido. Calma a la rubia acariciando suavemente su hombro, y te dirige una mirada que te para el corazón.

-Lo podéis probar hoy y así vemos si funciona. Aunque concuerdo con Annabeth, deben tener mucho cuidado. Sobretodo con el alcohol y los hijos de Ares. Si ya son peligrosos de por sí, imagina borrachos.

-¡Nada de alcohol!- Afirma Leo, comenzando a tirar de tu brazo. -¡Prometido, Aquaman!

Antes de poder añadir algo o seguir observando el precioso paisaje (AKA Percy), Leo te arrastra al exterior. Lo último que captas es su blanca sonrisa y el agradable sonido de su risa.

Una vez fuera, Leo parece enfadado, preocupado y asustado a la vez. ¿Está en sus días?

-¡No fastidies!- Te grita, mientras se revuelve su rebelde cabello, lleno de rizos- Ni se te ocurra. ¡Nada de eso!

-¿Nada de qué?

-¡Nada de enamorarte de Percy!

-¡No estoy..! ¿Y por qué el escándalo?

-¡Porque me preocupo por ti! Annabeth es buena chica, pero da miedo cuando se enfada. No quiero que se enfade contigo, acabas de llegar...

Sonríes un poco. Te gusta la calidez que llena tu pecho con la mera idea de que alguien piense en ti. Y más si ese alguien es el mismísimo Leo, el chico de las sonrisas grandes y las manos sucias.

-No te preocupes, Valdez. Si he sobrevivido a Nico recién levantado y a Miguel histérico, puedo con todo.

-Eso espero. Sé que soy un completo extraño para ti, ya sabes, a parte de lo del búnker y eso... Pero, si soy sincero, creo que sí que podríamos llegar a ser amigos, ¿sabes? Podríamos llegar a ser el dúo supremo. Arrasaríamos con las chicas.

-Ya, como digas.

Abrazas a Leo, con tanta naturalidad como si fuese un amigo de toda la vida. Cierras los ojos, disfrutando de la calidez que desprende, de su suave aroma mezclado con lo que sospechas es el olor de algún tipo de aceite.

Estás ahí, felizmente disfrutando del abrazo, cunado alguien viene y se tira sobre ustedes, acabando los tres en el suelo. El olor a colonia barata desvela al culpable.

-¡Miguel, carajo!- Te quejas. Has terminado abajo, pero has podido girarte para encarar al suelo y no hacer la situación demasiado vergonzosa. Tienes encima a Leo, aunque él no pesa nada en comparación con Miguel, que, a pesar de ser delgado, es bastante más alto que tú.- ¡Leo, el codo! Me rompiste la costilla. ¡Miguel, no más pasteles para ti, cabrón!

Una suave y aguda risa llega a tus oídos. Un par de pies más allá, Nico se cubría la boca con su pálida mano. ¿Acaba de reír o sueñas?

Te pones en pie tan rápido como puedes, tirando a tus dos amigos para correr hacia Nico. Crees que te has ganado un par de heridas con esa acción, pero la risa del pequeño italiano lo merece. Nico está rojo, muy rojo, pero una sonrisa boba se forma entre sus labios. Trata de disimularlo, pero solo hace que en ti florezcan las ganas de abrazarlo con fuerza, romperle las piernas y encerrarlo en tu sótano.