Sus manos no pudieron contenerse a repasar cada centímetro del cuerpo ajeno. En una casi violenta oleada de deseo, sus bocas se amaron necesitadas, asfixiándose entre abrazos y caricias eternas. "Aquí no", había dicho YoonGi con una agitación preciosa en su voz, lo cual removió la entera existencia del mayor.
Viajaron en el coche de JiMin en una llovizna de silencio intenso, para nada incómodo. Cada tanto se miraban, cada tanto había pensamientos de que quizá aquello no era lo correcto ni lo más sano, pero de todas maneras ambos llegaron con los corazones latiendo al unísono a aquel hotel donde se hundieron en sábanas limpias para ensuciarlas con sus expresiones más fuertes, arrancadas desde la profundidad del pecho. Sus besos no se detuvieron; las bocas coloradas y los labios hinchados por las mordidas que cada uno abandonaba en el otro eran tan gratos de ver que no pudieron evitar jadear y gemir por mucho más.
El recorrido que sus dedos trazaron por la piel más pálida hizo a YoonGi retorcerse con un calor sofocado, aferrándose a lo que estuviese en su camino por la sensación de estar al borde de caer. Su aliento entrecortado era atrapado en la boca de JiMin, con esos besos que YoonGi jamás creyó recibir en toda su vida. Era suave, era lento, pero también era tan potente como las ráfagas de un tornado azotando la ciudad. JiMin besó todo el rostro del menor y se detuvo un instante sobre sus labios cuando comenzó a deshacerse de la camiseta de YoonGi.
—Puedes detenerme en cualquier momento si algo te incomoda —murmuró JiMin, besando la comisura de sus labios.
—No quiero que te detengas —susurró YoonGi bajo él, cerrando los ojos en un estado de embriaguez que lo hacía tiritar y soñar despierto.
La piel de JiMin se erizó y dejó escurrir un gruñido ante la cálida expresión permisiva que YoonGi le daba. Besó su boca una vez más y luego adentró sus manos bajo la camiseta para casi arrancarla, quedándose ahogado en su respirar al ver la piel pintada con más de la belleza de los ángeles. Contempló las manchas más pálidas, casi blancas, en su vientre y en sus antebrazos; unas formas parecidas a supernovas mostrándose ante el universo con su grandeza. JiMin acarició los sitios donde yacía más blancura y luego tomó una de las manos de YoonGi para elevar su brazo y besarle allí donde parecía haber vergüenza.
—Hermoso —musitó él, continuando por dejar más besos en sus manchas.
YoonGi mordió su labio inferior y se deshizo entre tanto cariño que causó una explosión en su pecho. Se arqueó y luego gimió por la espera, ladeando la cabeza y viendo a JiMin con sus ojos vidriosos y las mejillas más rojas que nunca.
—No me mires así... —pidió en un susurro con la voz un tanto temblorosa.
—¿Así cómo?
YoonGi cerró los ojos y lanzó la cabeza hacia atrás cuando sintió otra vez el cuerpo de JiMin aplastarlo con su calor, arrancando un jadeo ante una lamida en su cuello.
—Como... si quisieras comerme.
—¿Está mal que quiera hacerlo, Yoonie?
Una especie de risa ronca y avergonzada escapó de los labios de YoonGi, elevando su mano hacia las mejillas de JiMin y apretándolo con sus dedos para abultar sus labios.
—Te odio, me vuelves loco —bisbiseó antes de volver a besarlo con la misma intensidad que antes, abrazándolo por los hombros.
Sus cuerpos volvieron a fundirse en un abrazo candente, arrullando las almas que sólo parecían necesitarse la una a la otra y nada más. JiMin bajó sus manos y acarició el bulto entre las piernas de YoonGi y, tomando su gemido como una afirmación, bajó la cremallera y comenzó a hacerse cargo de los pantalones del pelinegro. Metió ambas de sus manos bajo la tela y se deshizo de ellos con la ayuda del movimiento de caderas del otro, dejándolos a un lado de la cama mientras se detenía a admirar la obra de arte delante de él.
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Allergic to the arctic (CANCELADA)
FanfictionYoonGi es un joven agobiado por su propio inconsciente. JiMin es un hombre recién casado, obsesionado con el misterio de su pasado. Cuando ambos se encuentren, renacerán los temores y la frialdad que alguna vez existió en sus vidas e intentarán, a p...