En sus ojos danzaba la fría ventisca de un día de invierno. La blancura tan notoria en la cortina de su párpado lo atrapó al instante en que sus ojos intercambiaron el dichoso segundo de su encuentro. Tardó en darse cuenta que su mirada lo siguió incluso cuando el otro ya le había entregado la silueta de su espalda alejándose.
El mechón más claro en el cabello negro ajeno fue susurrado con las palabras de la brisa de aquella tarde de Octubre cuando se distanció en el balcón, en el salón donde las mesas llenas de festines y el azul de las rosas posadas en cada rincón daban un aire cálido al otoñal casamiento. Park JiMin mantuvo sus pupilas durante largo rato en el joven que había cruzado en su camino entre tanta multitud charlatana y alegre, hasta mucho después de que el chico de pestañas blancas y negras tomara una catastrófica cantidad de cerveza a lo lejos.
-¿Quién es ese chico? -alcanzó a musitar, acercando apenas su rostro a la muchacha junto a él-. No lo conozco.
-¿Quién? -Miró con disimulo entre las personas y alcanzó a divisar a la cabellera resaltante entre tantas cabezas-. Ah... ¿te refieres a Min YoonGi? Es el nuevo novio de mi hermano; no ha venido a saludar porque no es muy conversador y es bastante tímido -dijo, soltando una pequeña risita-. Pero te lo presentaré luego, JiMin.
La bella joven le sonrió cálidamente y volteó su rostro al frente en cuanto oyó el silencio repentino después del doble toque de una copa. Sonrió aún más cuando vio a su hermano ponerse de pie delante de su mesa y observar a ambos con añoro.
-Creo que ya es hora del brindis... de brindar por esta hermosa pareja unida por el amor. -El muchacho sonrió y miró a su hermana, tan bella y elegante que le llenaba los ojos de lágrimas-. Estoy muy orgulloso de ti, mi querida Ana. Has encontrado el camino que siempre deseaste, te enamoraste de la persona correcta y ahora estás vistiendo su anillo. Desde pequeños siempre estuvimos tan pegados que la felicidad de uno, era la felicidad del otro. Y hoy, hermana, confirmo que estoy igual de feliz que tú por tu alianza. -Suspiró, manteniendo la copa en su mano-. Espero que JiMin te convierta en la mujer más feliz del mundo, dulzura. Felicitaciones a ambos, los quiero mucho.
El hombre alzó la copa en el aire y aplausos ocurrieron en todo el salón, dejando un tanto sobresaltado a JiMin que no había prestado atención a ninguna de las palabras de su cuñado. Simplemente fingió sonreír al sentir que su esposa tomaba su mano y asintió varias veces, alzando su dedo pulgar hacia su cuñado en señal de gratitud.
Sus padres también hablaron, hicieron llorar a algunos, carcajear a otros. JiMin tan sólo los observó en quietud y luego terminó por asentir ante la lectura memorizada que sus progenitores se habían atrevido a mostrar frente a todos en aquel gran salón.
La única persona presente en aquel manto de espectáculo que pudo hacerle sacar una sonrisa honesta fue su querida esposa, quien al leer lo que había escrito la noche anterior lloró un poco y se avergonzó porque su voz tiritaba al hablar. Para JiMin, aquello fue lo más bello que Ana había hecho por él.
Sin embargo, no fue lo más bello que presenció en esa glamorosa tarde.
Después de que los deseos de amigos y conocidos fueran entregados hacia el matrimonio, comenzó otro murmullo del gentío mientras se terminaba de cenar y las luces se bajaban para crear un ambiente armonioso y dulce. Allí nació el momento en que Park JiMin conoció lo que era la verdadera paz que un ser a otro podía llegar a entregar. Cuando la melodía tan suave y etérea de un arpa llenó sus oídos, sus ojos rápidamente buscaron al creador de aquel melódico canto instrumental.
Y ahí estaba él, el tal Min YoonGi, quien con la magia de sus manos tocaba las cuerdas del arpa y desataba la más pura e indescriptible música, sacada de los mantos del mismísimo cielo.
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Allergic to the arctic (CANCELADA)
FanficYoonGi es un joven agobiado por su propio inconsciente. JiMin es un hombre recién casado, obsesionado con el misterio de su pasado. Cuando ambos se encuentren, renacerán los temores y la frialdad que alguna vez existió en sus vidas e intentarán, a p...