xxv. inocencia

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Enero 2001

—¡Papá, papá, enséñame a tocar el "arapa"! 

—Cariño, se dice "arpa".

La risilla de YoonGi mientras saltaba de un lado a otro causó una sonrisa enorme en los labios de su padre. El adulto fingió pensarlo demasiado, como si no quisiera entregarle a su pequeño la alegría del arte musical y la pasión que guardaba en su corazón. YoonGi comenzó a tironearle del brazo mientras balbuceaba, y su ternura no pudo evitarle reír más fuerte.

—¿No me vas a enseñar? ¡Quiero ser un enormisisísimo músico como papá! Yoonie quiere tocar el ar... arap... arpa —puchereó el pequeño, colocando la expresión más dulce y compradora que podría tener.

EunGi esbozó una sonrisa y le revolvió los cabellos a YoonGi, idénticos a los suyos. 

—Bien, bien. Pero te advierto —dijo su padre, alzando el dedo índice en el aire—, tocar un instrumento es muy difícil y lleva mucho tiempo. No te molestes si no aprendes el primer día, ni el siguiente, ¿de acuerdo? Eres muy pequeño y...

—¡Papá habla mucho! Soy tranquilo, no me enojaré por eso. Mamá dijo que hay que ser "marudo". Ya tengo... —YoonGi se miró los dedos, alzando cuatro— ¡dieciséis! Soy un abuelo.

EunGi estalló en risas ante las ocurrencias de su hijo, haciéndolo retorcerse por las carcajadas y la felicidad pura que causaba en su pecho. La sonrisa enorme que YoonGi le entregó, una de esas en las que se le veían las encías rosadas, no hizo más que enternecer su alma y aceptar a enseñarle todo lo que él quisiese aprender. Su padre lo sentó entre sus piernas y le mostró el sonido que las cuerdas creaban al acariciarlas. La emoción de YoonGi, con los ojos grandes y las mejillas rojas, fue creciendo poquito a poquito hasta que atrajo el nacimiento de su gran pasión cuando se imaginó a sí mismo haciendo música como su padre. No eran más que notas al azar, ni siquiera pudiendo llamarse música. Sin embargo, EunGi adoró la infinita sonrisa que YoonGi vistió mientras jugaba y se reía por los sonidos que soltaba el arpa bajo sus diminutas manos. 

En un momento, entre las risas y los juegos, su madre se había asomado a la habitación para preguntar qué estaban haciendo. YoonGi le contó con la alegría de un niño que su padre le enseñaba a ser músico. Su madre sólo blanqueó los ojos y lo llamó a cenar. Aquella noche, EunGi comió en silencio, limpió el rostro de su hijo después de éste haber cenado su plato favorito y lo arropó en su cama hasta que el pequeño pudo descansar bien. Cuando el adulto regresó hacia una habitación callada y aplastada con tanta tensión, sus ojos buscaron los de una mujer que amaba pero que poco reconocía.

—¿Qué está pasando entre nosotros, SunHee? —preguntó EunGi, guardando tristeza tras el fondo de su garganta.

Varios segundos silenciosos pasaron como si las voces que alguna vez proclamaron amarse tanto ya no podían unirse entre respiraciones y besos. SunHee se quitó con lentitud los anillos de sus dedos y las pulseras colgando en sus muñecas, como si le restara importancia a todas las incógnitas en la cabeza de su esposo. Sin embargo, el temblor en sus manos se hizo visible ante los ojos del hombre y él no pudo pasar aquello por alto. 

—Háblame, SunHee.

—No creo... que podamos seguir —dijo ella, con su voz pendiendo de un hilo—. Estoy cansada de todo. Estoy cansada de fingir, de ser infeliz, EunGi. Ya no sé si pueda...

—SunHee —interrumpió él, con la voz más titubeante de lo que hubiese querido— ¿estás diciendo lo que creo que estás diciendo? 

Ella lo miró; a él, a quien alguna vez había sostenido su mundo y creado otro aparte con la intensidad de su amor. Lo miró a él, quien con sus ojos aguados le devolvía la mirada y hasta parecía suplicarle con un poco de pena que no dijese lo que rompería su alma. SunHee se apretó las manos y se hundió más entre las almohadas de la cama que olían a un amor desgastado. Y siguió observándolo como él lo hacía con ella, como si con sus ojos pudiesen decirse mil palabras sin necesidad de elevar su voz, aunque todas ellas estaban rotas y humedecidas en lágrimas.

Allergic to the arctic (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora