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Abandoné a Enit por un par de días para darle la falsa sensación de desinterés y tranquilidad, pero solo era porque estaba planeando algo grande, algo que lograría volverla loca y debatirse fuertemente sobre lo que cree que quiere y lo que realmente quiere. 

Que la abandonara, no significaba que había dejado de vigilarla, la observaba todos los días, cada movimiento que hacía, yo la seguía desde mi guarida. Había algo que hizo, que realmente me enojó, pero me mantuve oculto, si me manifestaba, mi plan se arruinaría. Hizo un trato con él, le propuso vencerme, deshacer la maldición que desaté en el pueblo y a cambio, ella, su madre y el resto de sus descendientes serían libres de la maldición que liberó Leocadia sobre ellos, rompiendo así mi trato con Leocadia, Enit dejaría de pertenecerme, y no iba a tolerar aquello.

Le daría un buen susto por ello, se merecía un buen castigo por desafiarme de tal manera, ella iba a recibir ayuda de él, y no era justo, tendría que jugar muy bien mis cartas si quería tenerla justo a mi lado, obedeciendo mis ordenes. 

Noté que la presencia de Enit había despertado la curiosidad de los del pueblo, era un lugar pequeño y un desconocido no siempre era bien recibido, Enit no era la excepción. Notaba como la miraban y como Enit agachaba la cabeza, intentando cubrir sus ojos. 

Salía de día, no era una chica muy discreta.

Apreciaba que los rumores corrieran rápido en el pueblo, y apreciaba aún más que Enit despertara curiosidad y mal augurio entre ellos, sería fácil poner al pueblo en su contra, haciéndola el centro de atención, de una mala manera, así no le quedaría más remedio que pedirme ayuda a mí.

Reí contento con el paso numero uno de mi plan y decidido a no perder más tiempo, me esfumé en el aire y me escondí entre las paredes de las antiguas casas, eligiendo una al azar, una que olía a adolescente. 

Con la oscuridad a mi favor me escurrí hasta la ventana, atravesando un muy pequeño espacio. Una vez dentro de la habitación, inhalé el aroma a perfume de chica y hormonas femeninas... Mmh ¿17? ¿18? Tal vez 19. 

La habitación estaba en completa oscuridad, y ningún ruido salvo la tranquila respiración de la chica se escuchaba. 

Me acerqué a su cama para provocarle inquietud, en la oscuridad pude verla removerse en la cama, incómoda. Con una sonrisa estiré uno de mis dedos y rasgué ligeramente con mi uña su mejilla. 

La adolescente se sobresaltó sentándose en la cama, tocó su mejilla y observó nerviosa en todas direcciones, sabía que se sentía intranquila, observada, y me llenaba de placer ser el causante de aquellas aberrantes sensaciones en ella. Como ella no podía verme, me acerqué a su closet y lo abrí, necesitaba una prenda resistente. 

Escuché como se agitó y sonreí. Removí entre su ropa mientras la escuchaba rezar una y otra vez. Niña estúpida. Tomé una bufanda larga y me giré, ella estaba acurrucada en una esquina de su cama, con los ojos apretados y un rosario entre sus manos. 

Con una creciente burla en mi interior le susurré suavemente.

Él no te va a salvar.

Antes de dejarla gritar, la tomé del cuello, la alcé en el aire y enredé la bufanda en su suave cuello para después dejarla verme, ella lloriqueó intentando liberarse de mí, pero pronto empezó a ahogarse. No pude resistirlo y la besé, sintiendo como se hacía fría, como la vida se le iba en cada aliento que torpemente soltaba, sus labios dejaron de moverse y su cuerpo dejó de luchar, me alejé de sus ahora fríos labios. 

— Tu alma es mía...— le susurré por último y la dejé caer. 

Sus ojos perdieron brillo y sus labios ente abiertos dejaron escapar en humo su alma, la cual tomé inmediatamente y envié a mi reino, tal vez pueda hacerse amiga de los vampiros, o de las almas en pena que ya rondaban por allí. Acomodé la escena a mi gusto. Revolví su habitación y con un plumón imité a la perfección su caligrafía.

 Revolví su habitación y con un plumón imité a la perfección su caligrafía

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"Ella es mala

Escribí en un papel que dejé en su escritorio. Con un poco de suerte, las sospechas caerían sobre Enit, e inmediatamente tendría los ojos de todos puestos encima.

Abrí la ventana y eché la mitad de mi cuerpo afuera antes de volver a entrar. Tomé a la chica y atoré la bufanda en un clavo, la dejé salir a tomar el aire, seguramente querría que todos la vieran, estaba tan guapa. Una vez completo mi trabajo la observé desde la acera. Simplemente perfecta. Sus piernas danzaban de un lado al otro, meciéndose con el aire, ojalá  pudiera quedarme a verla el resto de la noche, pero Enit podía sentir mi presencia y venir por mí, aún debía mantenerme oculto para ella.

— Pronto, preciosa bruja, pronto. 

Me esfumé antes de que los primeros rayos del sol me pegaran.

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En multimedia: Enit un poquito más realista.

Créditos en la imagen.

Scary Town (Halloween 2018)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora