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¡Yo debería estar en el infierno, al lado de mi padre! ¡Pero estoy aquí, cuidando de idiotas, seres inservibles que solo me dan trabajo! 

¿Cuanto tardan los siglos en pasar? Según mi padre, me he divertido toda mi vida, y necesito una lección, un demonio debe ser responsable también ¡Tonterías! 

Observé a través de mi ventana, en el bosque espeso fui capaz de distinguir a pesar de la oscuridad, sombras y figuras, era noche de caza al parecer ¿Y lo peor? Era yo quien debía ponerles la comida a esos inútiles en el bosque y dejar que ellos la buscaran.

Cerré las cortinas y di media vuelta, yo también empezaba a tener hambre y eso no eran buenas noticias.

Salí de mi refugio y observé hacia los costados, desplegué mis alas luego de asegurarme que no había nada cerca y salí en dirección al poblado de humanos. Necesitaba nuevas presas y desde varias horas atrás había llegado a mí el olor a carne nueva. Turistas, investigadores, curiosos, quién fuera que haya llegado al pueblo a pesar de las advertencias, no solo merecía un escarmiento, también merecía una visita personal. 

Para mi fortuna, y como normalmente, las calles parecían vacías. Rápidamente tomé mi forma humana, giré mi cabeza hacia mis hombros y mi cuello crujió, los cambios me producían dolor en la espalda y el cuello. Tomé una bocanada grande de aire para intentar percibir el olor a nuevo. No estaba cerca, al aroma era apenas captado por mi increíble olfato. Caminé por el asfalto con pasos pesados que resonaban en eco por la solitaria y oscura calle. Lo hacía a propósito, las cortinas se bajaban, las luces se apagaban y podía escuchar las plegarias de los pueblerinos. 

Mi rostro reflejó una sonrisa divertida, podría divertirme un rato, producir algunos sonidos, rascar algunas ventanas... Un ruido a mi espalda me hizo fruncir el entrecejo, ese olor

Sigilosamente me giré sobre mi propio eje para empapar mi visión con la nada. Aspiré una vez más para sentir como se acercaba a mí apresuradamente y lo esquivé. Solté una sonora carcajada al verlo aparecer frente a mí.

— ¿Tú? ¿De nuevo? Asumo que no tuviste suficiente. Este pueblo es mío desde hace un siglo.— demandé con la voz profunda. 

— No me voy a rendir hasta salvar a estas personas de tu maldad.

Mi risa de nuevo brotó de mi garganta haciendo ecos en los oscuros rincones. 

— Ángel estúpido.— escupí. — ¿Cuándo vas a entender que tu poder no se puede comparar con el mío? 

— La gente del pueblo cree en mí. Y ese es un poder que nunca tendrás, plegarias y amor.— escondió sus alas y se quedó de pie frente a mí, con una expresión de preocupación. Imbécil.

— Puedo ponerlos a orar por mí si quiero, puedo obligarlos a amarme.—pronuncié la última palabra con un fingido asco y me reí.

— Pero no lo harán de corazón, y  sus plegarias no te darán poder. Aún puedes recuperarte, Harry, puedes volver con nosotros, solo tienes que arrepentirte y...

Cansado de escucharlo hablar esas mismas mierdas de siempre, lo tiré contra el suelo violentamente. El estruendo hizo temblar la tierra bajo mis pies. 

— ¡Cierra la puta boca! no necesito ni quiero volver, nadie manda sobre mí. Así que regresa por donde viniste.

Lentamente se levantó y se sacudió.

—Padre no está feliz, Harry. Allá arriba te extrañamos, Alina estuvo preguntando por ti, ella está preocupada.

Bufé. Claro, todos estaban perdidos sin mi, es el chiste más gracioso que me han dicho desde que me fui. Alina... Já.

—Ella podría venir conmigo si quisiera—me burlé en un tono malicioso.

—Sabe que no es correcto. Jamás lo haría...

—Es una puta miedosa, podría gobernar el reino de las criaturas perdidas conmigo si quisiera, pero tienen miedo, todos ustedes son unos putos miedosos que jamás probarán la libertad y el placer.

—Por favor, no utilices palabras malsonantes, a padre le desagrada escucharlas.

—Me importa—susurré —¡Una puta mierda!—alcé la voz y me reí.

—Reconsideralo, Harry. Hay bondad en los corazones de las personas, la tierra es buena, el mal está siempre en desventaja y no es necesaria una batalla.

Gruñí. Desplegó sus deslumbrantes alas y despegó dejando detrás de él un hilo de luz divina. Estornudé. Pura mierda ¿Quién le enseñó que debe lanzar purpurina al volar?

Me volví a dar vuelta, después de aquella interrupción, mi hambre se había incrementado. Adopté una imagen diferente, una que me permitiera entrar en las casas. Mis pequeñas patas corrieron por la orilla mientras mis bigotes me indicaban hacia donde ir. Me arrastré por debajo de una puerta e ingresé al lugar, necesitaba la energía, si no me alimentaba de eso, empezaría a descomponerme.

Iba a tener que cambiar la cita de encuentro con los nuevos, esperaba que no se fueran. 

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Voy a ser sincera, esperaba tener esta historia completa para el 31 y subirla de golpe ese día, sin embargo, al leerla me di cuenta que no me convence en absoluto y he decidido cambiar varios detalles. Yo no subo algo que no me gusta, así que esta historia tardará lo que tenga que tardar hasta que esté contenta con el resultado. Mientras tanto les dejo este y el segundo capítulo❤.

Scary Town (Halloween 2018)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora