10 de marzo, 2021.
—Hunter, ¿me estás prestando atención?
Ignoro el cuestionamiento de Liam mientras íbamos de camino al estudio. Hoy, en particular, no era un día de agenda llena, pero aún así quiso venir a ayudarme, según él.
Liam también había tomado un par de clases de fotografía conmigo cuando apenas estaba comenzando, y de vez en cuando, me ayudaba con algunas sesiones que llevaba. Solo que él no era tan aficionado como yo.
Sigo mirando por la ventana, ignorando lo que él me decía, porque bueno, parecía que quería sacarme una verdad que ni siquiera existía.
Cuando bajamos del auto, nos encaminamos a mi estudio, haciéndonos espacio entre toda la gente que se encontraba caminando en varias direcciones.
—Beverly. —dijo con un volumen alto en su voz. Alcé mi vista del móvil y moví mi cabeza de un lado a otro para ver si ella se encontraba por aquí, pero no.
Segundos después escuché la risa de Liam filtrarse por mis oídos. Fruncí el ceño en su dirección y seguí caminando. No me había dado cuenta que me detuve para buscarla.
—¿De qué te ríes? —guardo mi teléfono en el bolsillo trasero de mis pantalones para sacar las llaves del estudio y abrir la puerta.
Nos adentramos y enfoco con mi vista a Ana, dándole una sonrisa pequeña a modo de saludo desde lejos.
—De ti, genio. Me estoy burlando de ti porque eres tan estúpido como para no darte cuenta. Solo dejaste de ignorarme cuando pronuncié su nombre.
—Liam, ¿de qué mierda estás hablando? —inquiero, depositando un beso en la mejilla de mi hermana.
—Hola enana, ¿cómo estás? —Liam saluda a mi hermana, besando su frente. Ella se ruboriza un poco, asintiendo como respuesta. Avanzo a mi oficina, con mi amigo pisándome los talones, pero cuando escucho que vuelve a reírse, me detengo y lo encaro, alzando una ceja.
—¡Que te gusta Beverly! —exclama con voz baja.
Me quedo helado de tan solo escuchar aquellas palabras. ¿Es que acaso era estúpido? Bueno, sí, un poco. Entreabro mis labios para refutarle lo que afirma, sin embargo, ninguna palabra se formula. Cierro mis labios nuevamente, pero al segundo los vuelvo a abrir, queriendo hablar. Pero nada.
Absolutamente nada.
Repito la acción un par de veces antes de realizar, que, tal vez, no pueda estar tan equivocado, pero no sería algo que estaba listo para admitir todavía.
—¿Estás loco? —por fin me expreso— Sí, es increíblemente hermosa, pero no me gusta. De hecho, es imposible que me guste alguien a quien no conozca bien, que me guste una desconocida. Solo sé de ella su primer nombre y que es, en extremo, irritante.
Niego con la cabeza. Momentos después me encontraba huyendo de él.
Estábamos dando vueltas por todo el estudio. Yo intentando perderlo mientras que Liam parecía no perderme el ritmo mientras repetía mi nombre una y otra vez, queriendo llamar mi atención. Claramente, y como era de esperar, los demás trabajadores estaban pasando un buen tiempo viéndonos actuar como un par de niños en un lugar lleno de adultos.
Ya no les importaba esconder sus sonrisas cada vez que pasábamos enseguida de ellos, sino que alentaban a mi querido y terco amigo para que siguiera jodiéndome la existencia porque ellos no podían.
Hasta Ana nos grabó por unos segundos mientras reía a todo pulmón.
—¡Al menos admite que te gusta!
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Como ella | Corazones Rotos 2
RomantizmSegundo libro de la trilogía: Corazones rotos. 》NO es necesario leer "Hasta que la última rosa marchite" para entender esta historia. Son novelas completamente independientes. ***** Hunter Morgan, el fotógrafo más prestigiado de toda Nueva York no...