Cuatro Sentidos ✧ NamJin #1 ✔️

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↬SeokJin

Me disponía a salir de casa para andar y ver el mundo que me rodeaba hoy. A observador no me gana ni el pájaro más hábil que exista en la faz de la tierra. Siempre caminaba por el mismo sitio, así que decidí ir a la famosa calle de Seúl donde puedes ver a una gran cantidad de personas ir y venir. Hoy por sorpresa, hasta de mi propio ánimo, presentía algo bueno.

Camino siempre con cuidado, váyase que algún despistado, que el primero podría ser yo mismo, me atropellase. Doblé la esquina para encontrarme con la calle ancha transitada. Simplemente observé a algunos mimos que habían por allí, nada interesante, aparte de cruzarme con un centenar de personas que sin más, caminaban deprisa con un rumbo y destino fijo, sin embargo yo no lo tenía.

Lo peor de todo es que vi a mucha gente haciendo busking, espectáculo callejero, ya sea cantantes e incluso, bailarines. No me apetecía nada ver a aquellos que con un simple micrófono, ponían a la gente en un círculo para que posteriormente le aplaudiesen por cantar... entre otras cosas. Ya sabéis, es música. No me apetecía rodearme de ella, recordándome cada vez más mi sueño roto en pedazos, pero observé algo extraño y totalmente diferente que me hizo pararme en seco y observar a alguien.

Un chico alto, delgado con cabello rubio. Llevaba puesta una gorra donde se le asomaban algunos mechones y su vestimenta era bastante normal. El joven estaba parado con sus cosas al rededor, pareciendo hacer música o eso percibían mis ojos. Lo más gracioso, y que yo no entendía, era que no había nadie parado a mirarle. ¿Por qué sería? ¿Tan malo es cantando?

Me quedé a observarle porque realmente la intriga me consumía. Nunca iba a saber si cantaba bien o mal, pero me planté frente a él, le miré y vi como su mano izquierda sostenía un micrófono, la derecha se movía hacia ambos lados incluso hacia arriba y abajo haciendo gestos rápidos. Su cara era realmente increíble, su boca se movía muy rápido y sus ojos se cerraban de vez en cuando. Parecía que sentía lo que hacía.

¿Realmente estaba cantando? No lo sé. Me daba la sensación de que no.

Por lo que pude percibir, terminó de cantar y aplaudí por respeto. El chico me miró sorprendido, ya que no había nadie al rededor. Sonrió. Yo no sabía qué hacer, ¿qué quería, qué le echase dinero en la maleta abierta? No había traído nada, así que simplemente, me fui.

Mientras andaba, volteé mi cabeza para mirar al chico y cruzamos miradas. Me pareció interesante, pero sinceramente tenía miedo de que me hablara. No podía responderle, me dio pánico interactuar con él. Cómo le hablaría, si no puedo.

Llegué a mi apartamento con la imagen de aquel chico rubio en mi cabeza. Quería volver a verle, quería ver si siempre era así de expresivo. Quería ver sus gestos de nuevo.