Prólogo

116 15 2
                                    

El doctor apareció a las tres horas de su última visita. Cerró la puerta tras él. La expresión en su rostro daba a entender que no eran buenas noticias y no quería decirlas, delatado en aquella media sonrisa triste y en como bajaba cada tanto la mirada al suelo.

—Sucede que no es solo una leve contusión como queríamos creer—dijo luego de morderse el labio inferior, desilusionado —.Las radiografías revelaron que se trata de. . .un trauma craneoencefálico que. . .

La madre sollozó de inmediato, inclinándose para besar la mano de su hijo, entre las suyas, mientras lloraba en lo bajo. El padre se restregó los párpados y procuro mantenerse fuerte ante lo que acontecía.

—Esto puede llegar a sonar peor de lo que es—continuó el doctor—.Sé lo difícil que debe ser para ustedes. El choque genero una inflamación en el cerebro, como un mecanismo de protección ante la lesión. La perdida de memoria en este caso es de manera transitoria y generalmente afecta los recuerdos del pasado inmediato. Los efectos pueden durar horas, días o. . .años.

— ¿Tiene cura, doctor, tratamiento o algo que lo evite?—preguntó el padre, acariciando distraídamente el hombro de su esposa.

—Lo mas acercado a ello es en terapia cognitiva-conductual con el terapeuta del lenguaje, puede ser de ayuda en pacientes con pérdida de memoria de leve a moderada. También le suministrare unas píldoras pero estas serán solo para contrarrestar efectos del trauma, ansiedad o jaquecas temporáneas—palmeo amistosamente la pierna del chico, suave—.Deberás venir para revisión al menos una vez al mes. Tienes que ser fuerte, Derek, tu familia será de vital importancia para tu recuperación, los amigos lo son igual. Confiemos en que tus recuerdos volverán pronto.

Una semana después salio de la habitación que le mantuvo reo por mas de tres semanas en total. Salio  ayudado de su padre y madre. Le habían llevado unos vaqueros oscuros, calcetines y calzado, también ropa interior, camisa y un suéter de lana ridículo. Cambiarlo les tomo mas de lo esperado. Su brazo izquierdo, por fortuna el izquierdo, estaba es cabestrillo ; un hueso del codo se desvío en un ángulo en el que no tendría que estar, pero no hubo necesidad de ser enyesado. Eso y las raspaduras y magulladuras en el hemisferio izquierdo de su rostro, así como la leve cojera del pie derecho, era lo único notable de su accidente.
Fuera les esperaba Carter, sentado y aburrido hasta el momento en que los vio salir. Sonrió y se puso de pie en un salto ( casi salieron volando sus gafas redondeadas ) para recibir a su amigo, sonrisa que se esfumo de golpe cuando recordó que Derek no lo recordaba, al fin y al cabo, fue gracias a él que advirtieron una falla en la memoria de Derek.

—El mundo afuera no es igual sin ti, hermano —dijo.

—¿Carter, no?

—Como lastima que lo digas como pregunta, pero no importa, confío en que pronto te acordaras de tu mejor amigo ; yo, Carter Johnson. . . ¿Ni el apellido te suena?

—Me suena, claro, la mitad de este país lleva por apellido "Johnson".

—Oh, amigo, vuelves poco a poco, que alegría.

Mientras salían del hospital sus padres ponían al tanto a Carter de todo lo dicho por el doctor, enmarcando repetidas veces que tenía que tomar reposo, a lo cual el joven respondía restándole importancia y diciendo que no haría de su hijo un chico irresponsable, y esto, y lo otro. Estaban por llegar a la salida, cuando entro una chica corriendo, con el corazón a mil ( a la cual muchos se le quedaron viendo con cierta extrañeza o pavor ) mirando a todos lados antes de dirigirse hacia la recepcionista. Poco después los vio, y su expresión, antes tensa y desesperada, se torno melancólica y emocionada. No dudo en alcanzarlos deprisa, y se lanzo abrazando a Dereck con un afecto y entrega que pocas veces habían presenciado todos los espectadores en el hospital. Sucedió que el chico se encrespó, enmudeció y se sonrojo levemente, buscando ayuda en los ojos de sus padres. Ellos al igual que Carter quedaron aturdidos, a pesar de que ya lo habían imaginado puesto que él no pregunto por Jade durante las tres semanas que estuvo en camilla. Cuando ella al fin se alejo, a ojos enrojecidos, Derek murmuro :

—Disculpa, ¿debería reconocerte?

Sin Mentira No Hay Verdad ( Escribiendo... )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora