Capítulo 1

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Si la única persona a la que realmente le importas en el mundo te olvida ¿Que queda de ti? Se lo que pensarían los demás al oírme ; una adolescente con problemas emocionales. En especial si soy la vocalista de una banda de rock, nosotros y los metaleros solemos ser para los demás quienes mas cargamos con depresión o irá y esas mierdas tan estereotipadas. Una lastima que los emos se extinguieron o al menos seguiríamos en segundo lugar.

Mis amigos me recordarían que no estoy sola aunque yo ya lo sepa, no lo estoy, y mis padres no tardarían en decirme que les importo, se que lo hago, pero solo había alguien que cuando me miraba no me quedaba la menor duda de que si un día nos distanciáramos yo le haría falta de la verdadera, aquella que deja huella y ya nunca tendrá reemplazo o remedio, eso no me enorgullecía o me hacia sentir especial, al carajo con esas tonterías, el modo en que me miraba me preocupaba por el hecho de que no sabia si algún día dejaría de tener esos ojos que me enseñaban a seguir, a ya no sentirme sola, a confiar en que por malo que fuera un día, nunca seria tan malo como si él ya no estuviera para mí.

Aprendemos a amar a veces de modos que nunca esperamos, y cuando conoces a la persona indicada, ya no aprenderemos a como olvidarlos, por mucho que lo queramos. Estoy segura cuando digo que a la única persona que le importaba ya no lo hago, al menos de momento. Me vasto con su reacción en el hospital, esos ojos que antes miraban con amor ya no lo hacían, donde antes había una fascinación que envidiaría cualquier de esas chicas que viste de rosa y falda en el instituto, ya no estaba.

<<Prometeme que en cualquier relación en la que vayas a estar, de hoy en adelante, ya sea yo o otro, siempre tendrás claro que el afortunado de los dos será él, siempre va a ser él. >> Ahí va, Derek Crawlson, la primera promesa rota. De los dos, solo alguien merecía mucho mas de lo que el otro le daba, y ese alguien no era yo. "Recordar es vivir". Quien haya dicho esa frase, ahora mismo lo odio.

Mi reproductor de música se trabo a la mitad de Just Like Heaven de The Cure. No era la primera vez que se empeñaba en fastidiarme. Lo golpeé pero solo se repetía el título de la canción y el artista en la pantalla. Maldije en lo bajo y solo entonces lo escuché del otro lado de la acera, justo frente a mi casa. Estaba hablando en uno de esos aparatos a los que la gente en la actualidad suele darle mas importancia que a su propio vida. Parecía estar hablando con un amigo, tratando de solucionar un encuentro para esa misma tarde. No funciono y probó con otro número, el resultado pareció ser el mismo. No es que le estuviera viendo ni mucho menos, lo escuchaba dándole la misma importancia que a la señora Shay sacando su perro a las afueras de su casa algunos metros mas allá. Mi atención estaba en esperar que el reproductor terminara de reiniciarse.

Era viernes a las puertas de un largo fin de semana. Al finalizar la siguiente semana entraba en juego las vacaciones de verano, lo que significaba mas público en los conciertos a partir de entonces.

Yo estaba fuera de mi casa por una de dos razones, o perdí mis llaves, o Dana se las llevo por accidente, de ser la última la golpearía aunque fuera mi mejor amiga. Vivíamos en la casa de los Baker, una pareja adulta que pusieron en renta la segunda planta de su casa luego de que sus hijos se fueran del país por una causa que ni conozco ni me importa. Dana se mudo primero, y cuando mis padres me dejaron sola en Los Ángeles, California, al cuidado de los Baker (eran viejos amigos de mis padres, por eso le sugerí a Dana mudarse aquí en cuanto me entere que pusieron habitaciones en renta ) entre las dos costeamos todo el alquiler del piso superior, mis padres eran los que me enviaban el dinero para ello, claro. Me mude hace tres meses, y prácticamente teníamos la casa sola para las dos gracias a que el señor y la señora Baker trabajaban como asesores de turistas en una agencia de empresarios extranjeros y pasaban las noches de hotel en hotel.

Sin Mentira No Hay Verdad ( Escribiendo... )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora