Nunca estuve tan nervioso al momento de llamar a una puerta. Use los nudillos, sentía que si usaba el índice en el timbre se quedaría petrificado ahí por horas. La voz de Dana me respondió al otro lado, creo que me pidió un momento, no escuché bien. Un mes de salir con ella era el tiempo justo para presentarla a mis papas, reivindicarme con ellos por la decepción que les causé al enterarse de mi relación por una metida de pata de Oswin. Llegaron a pensar que era una amiga nuestra luego de ver su aspecto y que nos acompañaba en los videojuegos en mi cuarto, incluso aveces tomaba el tan desolado cuarto mando, sabía jugar algunos ya que creció divirtiéndose con tipos como Jona y Andrew, no era mucho de salir de compras con sus amigas, dijo ella. Hubo un momento en el que pensé que mis padres creían que a Jade Sernell no le atraían los hombres como se supone que debería, así que su sorpresa fue algo traumática al enterarse de los nuestro. Las manos me sudaban y las pase por mi pantalón. No funciono puesto que al poco tiempo volvían a estar húmedas.
—Calma, todo saldrá bien, la aceptaran.
Ese era el hemisferio optimista en mí, del otro lado la cabeza me gritaba que estaba a tiempo de cancelar todo, pero darle largas a esto no sería mas favorable. La puerta se abrió y toda duda de si les agradaría o no dejo de importarme. Jade llevaba el cabello distinto, recojido, con dos mechones colgando a cada lado de su rostro, ahora mas despejado que nunca. Ni siquiera sabía que tenía pendientes hasta entonces. Usaba un vestido violeta, poco mas arriba de sus rodillas, sin mangas lo que no era extraño. Lo que si fue extraño fueron sus piernas, sin medias, al aire libre, nunca antes la vi así. Baje la mirada al suelo esperando ver lo imposible, pero no, por fortuna. Converse grisáceos, con los cordones perfectamente atados. ¿Algún día la vería usando zapatos de tacón, o sandalias? El único rastro de la vieja chica del rock era su característico delineador negro. . . ah, y una manilla de púas en su muñeca derecha. Solo la vi hasta que Dana apareció tras su hombro y las observé atónito forcejear por ella. << ¡No! sueltame, dejala, dejala, ¡Qué no! Me estas cabreando>> decía Jade, a lo que Dana respondía <<Arruina todo el conjunto, ven, ¡Damela! ¡Que te la quites! Aw, oye, ¡¿Jade Sernell? Quitatela ahora!>> Al final gano Dana, me saludo reprimiendo gran emoción por este otro gran paso en nuestra relación y se marchó exhibiendo la pulsera en alto como trofeo. Jade suspiro, acariciando su muñecas desnudas, y no pudo mantenerme la mirada, la desviaba cada tanto hacía sus pies, avergonzada. Si no la conocieran cualquiera diría que era la chica mas tierna y adorable de la vida.
—Solo. . . no digas nada, me sentiría mas incómoda.
Asentí en respuesta. Le enseñe mi brazo para que lo tomara de gancho, y para mi sorpresa lo hizo, en lugar de poner los ojos en blanco o aparteme en gesto tosco. Juntos cruzamos la calle y llegamos a mi casa. Jade aprovechó el tiempo que se tardarían en abrir para alisarse torpemente el vestido.
—Te ves hermosa.
—Creí que te había. . .
—Lo sé, pero sentía que si no lo decía me iba a morir.
Esta vez al menos sonrió, o lo intentó.
—Nunca antes había hecho esto.
—¿Usar vestido dos veces en un mismo mes?
Me miro de reojo, sin dar gracias a mi intento de calmar sus nervios con una mala broma.
—Tienes rodillas hermosas.
Esta vez si se rió un poco. Antes de que papá abriera la oí murmurar <<Quita tu mirada pervertida de mis rodillas.>>
Tanto papá como mamá quedaron sorprendidos por esta versión angelical de la señorita Sernell, aunque no hicieron comentarios al respecto. Cuando Jade estaba por sentarse empuje a tiempo su pie, camino a quedar sobre la silla. Se sentó derecha en el espaldar, con ambos pies en el suelo. Su postura se veía forzada, pero me negaba a que se sentara a su manera frente a mis padres, y menos teniendo un vestido.
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Sin Mentira No Hay Verdad ( Escribiendo... )
RomanceExisten realmente los momentos inolvidables, no aquellos que creemos que lo son, los "clasicos", como nuestro primer beso, nuestro primer "te amo", o nuestra primera ruptura de corazón, me refiero a los que realmente lo son. Aquellos que al cerrar l...