🏈Capítulo 4🏈 "Hueca Holt"

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–No puede ser–. Susurro.

Lo que menos quería eran problemas y veanme aquí

–¿Te comió la lengua el gato?

–No, de hecho debí suponerlo, ambos son igual de egocéntricos.

–En verdad que no tienes ni idea de lo que le pasa a chicas como tú.

–¿Chicas como yo? ¿Te refieres a las que nos defendemos? Lo siento, pero me importa una mierda mi estatus social.

–¿Porqué te atreviste a hablarle así a mi novio?

A esta le debe faltar más de la mitad de las neuronas

–Responde muñequita.

–¿Sabes por qué? Por que se lo merece, al parecer todos en esta escuela lo tienen en un puto pedestal. No es más que otro estudiante y espero que tú y él primeramente se lo vayan metiendo a la cabeza. No es nadie para hablarle como le habla a las mujeres, como si fueran un pedazo de carne, y por lo que escuché no sólo les habla como quiere a las mujeres. Así que, compañera, permíteme decirte que aquí estoy para romper los putos esquemas de esta escuela–. Termino sonriendo.

–No sabes en lo que te acabas de meter.

–Si si, ya había escuchado eso de la boca de tu novio, no me intimidas cariño, ni tú ni tu novio, lo siento–. Hago un puchero.

–Eres una...

–¿Zorra? ¿Puta? Hay por favor, primero mirate al espejo y luego hablamos, ahora, si me disculpas, voy a comer.

Sigo caminando hasta la cafetería evitando hacer caso a las miradas de los chicos y chicas de las escuela, al llegar a la cafetería barro esta con la mirada hasta encontrar la mesa en la que se encuentra Liam.

–¿Porqué?–. Es lo primero que dice cuando me ve.

–¿Porqué qué?

–Te dejo sola 4 horas y ya tienes en tu contra a Gina Holt.

–No fue mi culpa, su novio empezó.

–Amiga, rompiste el récord de mala reputación y personas en contra.

–Yo sólo quería tener una vida normal con amigos normales–. Apoyo mi frente en la mesa. –Sin ofender amigo–. Le digo a Liam levantándo un poco la cabeza.

–Lamento decirte esto pero, no lo conseguiste.

–Gracias, no me había dado cuenta–. Respondo sarcásticamente.

–Mira el lado bueno.

–¿Hay lado bueno?

–Si, primero, eres amiga mía–. Suelto una risita. –Y segundo, eres amiga de Noah.

–Creo que tienes razón.

–Claro que la tengo–. Guiña Liam.

El resto de la semana pasó tranquilamente y extrañamente sin ningún altercado. Por fin era viernes y Liam y yo íbamos caminado rumbo a casa (si, desde el miércoles nos vamos con papá y nos regresabamos caminando).

–No se porque acepté caminar 30 minutos todos los días contigo, digo, mamá puede llevarnos–. Le digo a Liam, ambos vamos con los brazos entrelazados.

–Porque soy tu amigo, aparte, si tu mamá viniera por nosotros no podríamos chismear con toda la paz y tranquilidad con la que lo hacemos.

–Estoy deacuerdo con eso.

–¡Por cierto!–. Grita Liam haciéndome brincar. –Hay perdón querida, mañana habrá una fiesta en casa de Andrew, y antes de que digas algo o rechaces esta invitación, irás conmigo y no me separare de ti en ningún momento.

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