¡Hola a todos! Esperamos se encuentren vivos al leer esto, pues de lo contrario... ¡¡También sean bienvenidos ya que no somos discriminadores!! ¿Quiénes somos nosotros para decir que no pueden estar muertos?
Pasa y ponte cómodo, prepárate un café siéntete como en tu casa. Limpia bien tus anteojos y acomoda el sofá, el relato ya está por empezar.
... Plic, plic, plic... Plic, plic, plic...
En el extenso bosque junto a las montañas, rebota el sonido de los picos - haciendo eco - contra las férreas rocas, por toda la cueva, con la total falta de sincronía por parte de los pequeños mineros.
... Plic, plic, plic.
Quizás sean unos cincuenta esparcidos en toda la cueva.
Los margo, una especie casi extinta de mula de carga, con unos cuarenta centímetros de alto y un largo de cien, asemejándose a lagartijas con anchas alas y colas espinosas, una cabeza alargada con una colgante lengua y un lomo estrecho en el que cabían cinco duendes fácilmente, era el animal minero explotado por esta raza para llevar los vagones de oro al exterior por decadentes rieles.
Una vez fuera, una bandada de Percos, animales voladores de colosales picos y alas de gran envergadura, con cabezas pequeñas junto a un cuerpo nada proporcional, come el oro sin digerirlo y simplemente- con un duende como jinete domándolo- lo lleva en su boca, adentrándose a los ardientes calabozos que ellos resguardan en las profundidades del reino.
Llega uno de los jinetes sobre su perco, que aleteaba cansado, a la mina en busca de oro. Descendiendo de un pequeño salto desde el animal-.
Dirigiéndose, el pequeño ser, a otro arrugado y peludo duende, replica:
- ¡Una estafa! ¡Un robo! ¡Un abuso! ¡Con quince céntimos por vuelo, solo obtengo para unos pocos tragos de absenta para Eexit – su Perco - y para mí! ¡Ni siquiera me alcanza para comprar una mantis asada en el mercado!
- Zzz, zzz, zzz. El viejo seguía durmiendo, sentado y apoyado sobre la pared.—
- ¡Viejo! ¡Quiero un aumento! ¡Más no soporto esta explotación! — Se quejó el duende, agudizando su voz sin él percibirlo y acercándose cada vez más. Logrando despertar al viejo.-Si gustas, puedes trabajar en las minas. Sino, piérdete. — Dijo tranquilo y cortante, mientras se ponía de pie y con voz demandante.
El duende asustado, se aleja callado y pateando piedras en su camino mientras se marcha.
A pesar de ser la raza con mayores riquezas, son los que aparentan más precariedad de todo el bosque, al constantemente ignorar lo material.
Su cotidiana vida era la de pasar en la mina, extrayendo, recolectando o formando nuevos caminos con hormigas gigantes o bien en forjas en lo profundo de lejanas tierras áridas, a los pies de las montañas y no muy lejos de las minas, creando armas para luego ser encantadas por el gran duende, conocedor de lo innombrable para su raza. Éste encanta las espadas miniaturas que llegan a los veinte centímetros de largo, añadiendo extraordinarios efectos para así poder defenderse de quién ose subestimarlos..
Se reconoce a éstos duendes, por ser de los más agresivos - del reino de los árboles - a la hora de defender sus codiciados deseos, tales como el oro y a diferencia de otras razas son los únicos sin ser asediados por hormigas gigantes, debido a su doma para con ellos.
Si sus tierras pisabas mejor que huyeras antes de que uno te viese, pues chiquitos eran pero letales para tu suerte, su armamento mágico daba que temer. Pocos enemigos volvieron enteros sin caer...
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Hacia lo alto
FantastikUn mundo fantástico se deja erguir de entre las inmensas fuerzas del océano, ocultándose en las tinieblas. Una evolución un tanto peculiar llevó a que una serie de acontecimientos, caóticos y pacíficos a la vez, sucediera. Clanes y tribus, de varia...