Capítulo 9. Tus Monstruos

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Si te soy sincero, escapar siempre fue tu plan 
Pero después de tanto tiempo me cansé 
De camuflar heridas cambiando de piel 
Prometo ser sincero aunque no salga bien 
Y tenga que perder.

Marzo

El frío de Febrero dio paso al clima templado de Marzo. Desde aquella noche en la que ambos se confesaron sus sentimientos, desde que Agoney decidió que querer a Raoul era más valioso que cualquier cosa, ambos eran felices, y eso se notaba en su día a día, al igual que lo notaban sus amigos.

—¿Ya te vas?— preguntó Miriam apoyada en el marco de la puerta de su despacho — Son sólo las cuatro Agoney, ¿Te encuentras bien? ¿Seguro que no quieres seguir trabajando?

—Muy graciosa— la contestó colocándose la americana y recogiendo todo— Voy a llevar a Raoul a ver un musical, nunca ha ido a ninguno— Miriam le sonrió con diversión.

—Le vas a llevar a un musical...

—Eso he dicho Miriam— No lo digas, no lo digas...

—Odias los musicales.

Lo dijo.

—A Raoul le encantan, o bueno eso cree porque nunca ha ido— contestó sonrojándose ligeramente— Y lo acaban de estrenar y le hace mucha ilusión y se ha pedido el día libre solo para eso, y claro, no le podía decir que no...

—Por qué cuando dices tú que no a algo que Raoul te pida ¿Verdad?

Nunca. Jamás. Todo lo que quiera es suyo.

—Bueno Miriam que me voy, que llego tarde— dijo intentando salir, pero su amiga puso el brazo cruzando la puerta e impidiendo que saliera. Agoney entornó los ojos y la miró.

—Un momento, quieto ahí.

—Qué pasa.

—El musical es por la noche.

—Así es.

—Y son las cuatro de la tarde.

—Muy bien Miriam, me alegro de que la carrera te sirviera para algo— dijo en tono sarcástico, aunque el canario sabía perfectamente a donde quería llegar, y no pudo evitar que una sonrisa tonta empezara a abrirse paso en su cara.

—Y que vas a hacer hasta que empiece...— preguntó a sabiendas. 

—Cosas Miriam, cosas.

—Y esas cosas incluyen a Raoul ¿Verdad?

Ya te digo yo que le incluyen.

—Puede— admitió.

—Ago... ¿A donde vais ahora?— Agoney la miró ahora ya si con una sonrisa en su cara.

—¿Te encantaría saberlo verdad?— Miriam levantó una ceja. Agoney se rió. En cualquier otro momento le habría dicho que ya se lo contaría, que le dejara irse o algo similar; es lo que hacía siempre que quedaba con Ricky para hacer algo. Pero ahora estaba tan emocionado y tan eufórico con todo, que no pudo evitar contárselo con toda la ilusión del mundo.

—Le voy a llevar a cenar. No lo sabe, es una sorpresa, llamé ayer para reservar y conseguí mesa, y luego vamos a ir al musical, y después le voy a llevar al bar ese donde servían los cócteles tan ricos aquellos.

—El Majestik.

—Si ese. Tienen esos que son dulces, le van a encantar.

—Ago, tú no bebes...

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