Capítulo 23. Vas A Quedarte

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Vas a quedarte
Porque te juro que esta vez voy a cuidarte
A nuestra historia le hace falta una segunda parte
Aunque nos digan que eso nunca sale bien
Vas a quedarte
Yo haré de todo por volver a enamorarte
Yo tengo miedo porque nunca pude reemplazarte
Y si lo intentas te prometo que esta vez
Vas a quedarte

Raoul no supo cuanto tiempo estuvo abrazado a Agoney, pero fuera el que fuese, no fue suficiente.

Por primera vez en dos años fue como si volviera a respirar, como si su corazón volviese a latir de nuevo y su cuerpo volviese a sentir. Fue como esa sensación cuando vuelves de un viaje que te tumbas en tu cama, apagas la luz y simplemente respiras.

Porque esas dos cosas había echado de menos Raoul; volver a casa. Y respirar.

Pero a pesar de todo... No era lo mismo, no cuando sabía lo que había ocurrido en su ausencia. No cuando era plenamente consciente de que lo que Roi le contó no era todo lo que tenía que saber. Sólo Agoney podría responder a todas sus preguntas.

—Aún—comenzó separándose, sintiendo el frío de nuevo en su cuerpo, de Agoney —Aún... Agoney, aún tengo muchas preguntas —le dijo mirándole a los ojos y observando como el canario suspira a y bajaba la mirada.

—Lo sé. Supongo que Roi no te lo habrá contado todo.

—Yo también supongo que no —le contestó con una pequeña sonrisa antes de proseguir —Lo... ¿Lo harás tú? —dijo por fin. Agoney levantó la mirada clavando la en él, y Raoul pudo ver el miedo en ella, aunque si era por él mismo o por el catalán no lo sabía.

—Yo...

—Ago, por favor.

Agoney suspiró entrecortadamente.

—A veces es mejor dejar el pasado atrás Raoul.

—El pasado se deja atrás cuando lo conoces. Yo no lo hago, no entiendo nada, sólo sé que me dejaste y te infiltraste para desmantelarlos, que te has pasado estos años ahí sufriendo porque según Roi querías salvarme pero Ago... ¿Salvarme de qué? ¿Por qué de repente?

—Raoul, para por favor— replicó de forma suave.

—Habíamos decidido hacerlo juntos, lo estábamos haciendo... Tuvo que pasar algo.

Agoney se mordió el labio y se levantó, andando un poco y mirando al bosque en frente. Raoul era consciente de que lo que hubiera sido fue lo suficientemente grave como para que tomara esa decisión tan drástica, pero no era justo que no supiera la razón por la que, de un día para otro, le cambiaran la vida sin su permiso.

—Merezco saberlo Ago —le pidió. El canario se giró y le miró, suspirando y sacudiendo la cabeza.

—Supongo que sí —Raoul se levantó y se acercó a él, sonriendo levemente —Pero no aquí —terminó de decir Agoney.

—Claro, dónde quieras.

—En el piso no, desde luego —Raoul levantó las dejas sorprendido.

—¿Vuelves a vivir allí? Pensé que lo había vendido a esa pareja —Agoney negó con la cabeza.

—No, resulta que eran-

—No me digas que eran narcos...

—No, pero les habían pagado. En cuanto te —al canario le costó seguir, y a Raoul escucharlo —En cuanto te fuiste nos devolvieron la casa.

Raoul asintió, recordando todo lo que había vivido en ese piso con el canario. Prefirió dejar de pensar en ello. Dolía demasiado.

—Además, no se si tenerte allí de nuevo... —dijo sin terminar la frase, aunque Raoul la entendió.

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