Capítulo 16. Wherever you will go.

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If I could, then I would
I'll go wherever you will go
Way up high or down low, I'll go wherever you will go

Run away with my heart
Run away with my hope
Run away with my love

BruBruBru.

El sonido de la vibración de su móvil despertó a Agoney como cada mañana lo hacía. Suspiró, estirándose levemente y llevando el brazo a sus ojos sin creer que ya tenía que empezar el día de nuevo. Abrió los ojos, aún sin estar completamente despierto, y vio la hora. Las 6. Tenía una hora hasta tener que estar en la oficina, podía quedarse un poco más metido en la cama. Con esa intención se dispuso a girarse para descansar otros quince minutos por lo menos cuando fue consciente del cuerpo que se abrazaba y que descansaba contra su pecho, el mismo que le había hecho dormir como hacía tiempo que no lo hacía. Miró hacia el pelo rubio que reposaba contra su cuello y sonrió. Raoul.

Se había acostumbrado, aunque esa no sería la palabra que él utilizaría sino resignado, a despertar cada mañana sin el cuerpo de Raoul rodeando el suyo o viceversa, sin el pelo rubio alborotado y la cara de sueño del catalán. Y las mañanas se habían vuelto un suplicio porque despertarse y encontrarse sólo en la habitación que antes compartía con Ricky porque no era capaz de dormir en la de Raoul, hacía que empezara el día de mal humor. 

Pero ahora Raoul había vuelto y despertar a las 6 de la mañana no parecía tan malo si así podía quedarse unos minutos observándole dormir, repasando con su dedo con delicadeza su perfil, su nariz, sus labios, acariciando su cuerpo bajo la manta solamente cubierto por una camiseta y unos calzoncillos, apartar el flequillo de su frente para depositar un suave beso en su frente y abrazarle contra su cuerpo haciendo que el rubio suspirara en sueños. Pero lo mejor sin duda era cuando le veía despertar, cuando escuchaba los sonidos que hacía al desperezarse, como estaba haciendo ahora; le abrazaba más fuerte unos segundos escondiendo su cabeza en su cuello y estirando su espalda mientras emitía pequeños sonidos agudos que conseguían que Agoney se muriera de ternura. Entonces Raoul se giraba, apartándose de él y dejándose caer de espaldas contra el colchón estirándose, ahora sí, completamente como si fuera un gato. Agoney se mordió la sonrisa, apoyándose en el codo y observándole de lado sin poder creerse que de nuevo estaba viendo a Raoul así de nuevo, sin poder creer que lo que antes había sido costumbre y la razón de que sus días fueran mejores y que se había convertido en el anhelo más fuerte de su corazón en su tiempo separados, hubiera vuelto.

Y entonces Raoul abrió los ojos y el canario casi se echa a llorar.

—Buenos días— murmuró con la voz ronca y aún con tintes de sueño mientras se acurrucaba más entre las sábanas y le miraba con una sonrisa. Agoney se derritió.

Me lo como, ¿Cómo puede ser tan adorable?

—Buenos días— respondió Agoney suavemente alargando la mano y acariciándole la mejilla. Raoul cerró los ojos y prácticamente ronroneó ante su toque, acercándose y colocándose en su pecho de nuevo.

El canario le abrazó con cariño, enredando sus piernas y sus cuerpos como si nunca hubieran estado separados mientras las manos de Raoul se enredaban en sus rizos y le acariciaban relajándolo.

—No tendrías que haberte despertado— dijo en bajito. Raoul rozó su nariz con la suya justo en el momento en el que Agoney metió sus manos por dentro de su camiseta tocando la piel caliente del chico.

—¿Y dejarte desayunar sólo? Ni de broma— dijo con la voz más ronca de lo normal— O ya te has olvidado de esto, que feo Agoney— siguió diciendo de broma. El canario sonrió y le apretó más fuerte contra él.

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