Capitulo VI

10 0 0
                                    

Capítulo VI

- Lo digo de verdad, estas un poco raro – Dijo lisa.

- No lo sé, sabes desde la última vez de verdad lo estoy reconsiderando... además – Me apresure, pero pronto, Brand entraba indiscretamente a la conversación.

- Amigo, lo que te dije en esa ocasión es verdad, ¿No lo crees Lisa?

- Si, realmente nos preocupamos por ti, qué más da que vayas al loquero- ambos rieron – si es necesario... es necesario.

- Basta, no sean idiotas – Dije tartamudeando y con una risa sínica –Pero está bien, creo que será lo mejor.

Termine el chat justamente después de esas palabras, no pensé en nada después de eso, acaso unas cuantas tonterías sin sentido, ¿Se estarían riendo de mí? ¿Seguramente Brand ha hecho alguna broma estúpida al respecto? Por supuesto también imagine que necesariamente hablarían sobre su relación, después de todo, la noche anterior en el bar de Stan las cosas se pusieron un poco extrañas con la nueva noticia del mágico romance de lisa y su célebre pareja, necesitaban hablarlo, de eso estaba seguro.

De cualquier forma, intente no pensar en ello, menuda locura pasaba por mi mente en aquellos momentos como para atiborrarla de más información, necesitaba un descanso y por supuesto un buen merecido baño. Así de llana transcurrió toda esa tarde, tirado en la cama, mirando el televisor y fumando unos cuantos cigarrillos en el balcón, siempre fui un gran admirador de ese lugar, adoraba cuando la noche caía repentinamente y a lo lejos se comenzaban a observar miles de pequeñas luces que parpadeaban desde los grandes edificios en North City por supuesto la oscuridad apenas si parecía ser un problema con todo el neón cubriendo las calles. Mi barrio aunque si bien era pequeño, se encontraba justo en la zona perfecta donde el amanecer se mimetizaba con toda la nieve, y por la tarde justo al ocaso la melancolía de la gran urbanización decaía por sobre todos los hogares de Greenville. Mi casa se encontraba justo por encima de las demás, mi madre me conto una vez que esto se debía a que fue una de las ultimas pequeñas casas en ser construidas, por lo tanto los malditos contratistas tomaron este lugar como zona de descarga, así mismo cuando mi padre adquirió el terreno, que a decir verdad no parecía una venta justa para las compañías constructoras, nunca se eliminó el exceso de tierra, y nuestro hogar termino por levantarse dos metros por encima de las demás. Seguramente eso no tenía nada que ver, pero mi madre adoraba esa historia. Quizás por el hecho de que era la única forma en que recordaba perfectamente el carácter de mi viejo, un tipo emblemáticamente arrogante. De esta manera fue como la ventana de mi cuarto termino la cantidad exacta de centímetros por encima de la copa de los viejos manzanos, y con esto la posibilidad de tener esa hermosa vista nocturna, llena de fármacos, prostitutas y cual más extraño anuncio exhibido en hologramas.

Esa fue la última noche en años que de verdad lograría conciliar el sueño. Ahora eso mismo me parece extraño.

Por la mañana salí de casa aproximadamente a las once, era mi día de descanso laboral, si a eso se le podría llamar descanso, así que decidí llevar las cosas con calma. No ocurrió nada relevante de camino al consultorio, quizás lo de siempre, la típica violencia y venta de drogas que a los extranjeros de ciudad Republica comúnmente suele parecerles incómodo. Un par de ancianos muriendo en un rincón del andén 5 y una mujer tirada sobre St Stein en medio de un circulo de condensadores, una escena tan cruel como psicodélica en sí misma.

Llegue al consultorio pasadas las doce, y sin darme cuenta termine por sentarme exactamente en el mismo lugar que la última vez, lo supe de inmediato puesto que aún conservaban el mismo cartel sobre drogas y milagros. Para mi suerte la recepcionista no se encontraba en su lugar, pasaron algunos largos minutos hasta que por fin, se mostró como un ser viviente apareciendo desde el baño al fondo de la antesala.

KronosipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora