Capitulo IX

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Ese día desperté bastante temprano, mi hija con apenas cuatro años de edad se hallaba eufórica recorriendo cada rincón de la casa jugando con su nueva amigo, un pequeño bot que hacía unos días había adquirido de oferta en las rebajas navideñas del centro comercial, si bien no se trataba de la última tecnología, era lo suficientemente inteligente para mantener conversaciones y jugar un poco con mi pequeña. Era sábado y por la noche debíamos estar listos para pasar las fiestas en casa del tío Henry , aunque Henry no era mi era mi hermano, Ann siempre lo había tratado como uno de la familia, quizás por el simple hecho de que ese bastardo nunca se iba de mi casa, era un gran amigo y lo apreciaba bastante. La idea principal era preparar un poco de ensalada china para usarla de aperitivo ya que esto había sido mi destino en el sorteo del primero de diciembre, así que intente despejarme lo antes posible de mi increíblemente gran flojera matutina y comencé a hacer los preparativos para la noche.

- ¡Papi, papi! Mira, le he ensañado a Alessa a dibujar un unicornio.

- ¡Wow! déjame verlo – Dije realmente sorprendido. El dibujo, si bien no era del todo una obra de arte, me intereso bastante lo minucioso que el bot era en los detalles y los colores – se ve bastante bien.

- Si, y mira yo también he hecho uno – por supuesto el dibujo de Ann era mejor. Por esos días me había dado a la tarea de inscribirla en todos los talleres de arte que había por la ciudad, deseaba con desmesura que algún día pudiera verla en el escenario como una gran bailarina de ballet o en su caso visitar la primera exposición de su trabajo como pintora.

- Es precioso, pero no tanto como tú – Dije, después de eso aplique mí ya usual acto del monstruo de las cosquillas, adoraba verla reír.

- Oye papi, ¿Iremos con tío Henry?

- Si claro, debemos estar en su casa a las ocho. Así que debemos prepararnos ¿Vale?

- Bien.

La mañana fue bastante tranquila, nos dedicamos a mirar el nuevo capítulo de su serie preferida en el proyector holográfico de la sala, y desayunamos algo ligero. Más tarde decidimos salir a comprar todo lo que necesitábamos en el mercado del centro. Desde que nos habíamos mudado a ese nuevo vecindario, me fue muy complicado adaptarme a los nuevos servicios, suele pensarse que una persona de ciudad no tendría ningún problema en rehacer su vida en otro lugar del mismo nivel, pero la verdad es que siempre tuve la sensación de no pertenecer a ninguna parte a excepción del viejo Greenville que de cierta manera siempre se encontraba preso en mi memoria, esto desde luego conllevo a mantenerme en un estado de catatonia social que no auguraba ningún beneficio para mi salud. Aun así, intente sobrellevar todo aquello, por el bien de mi hija claro está, y sin darme cuenta termine por transformarme en un ciudadano más del norte de la república. La ciudad realmente era maravillosa, el flujo de tecnología proveniente de los países "verdes" de Europa del norte habían propiciado un desarrollo sumamente saludable para la población de Nova Lindlum. Por supuesto uno de los principales motivos por los cuales había decidido mudarme a Nova era el ambiente, gracias a la evolución de energías alternas la mayor parte del transporte utilizaba sistemas que regulaban los contaminantes de la atmosfera era una de las pocas ciudades que quedaban con cielos azules y aunque la vida allí no era barata, mis nuevos beneficios como diseñador en una de las más grandes líneas de voils me permitían costearla perfectamente. Esto desde luego fue de gran ayuda puesto que cuando Ann llego al mundo me reúse a darle una vida precaria y sin dudarlo hice todo lo posible por llegar a donde estaba, en un principio fue duro y pase por momentos complicados pero para ese entonces las cosas parecían ir bien encaminadas y no podría haberme imaginado algo mejor.

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