Por un alma equivocada (GaaTen)

La distancia entre tú y yo.

Dejó que Tenten lo guiara, su primera parada en aquel festival fue una tienda de kimonos y trajes tradicionales, y una mujer los atendió rápidamente, Gaara llevaba su capucha puesta sin dejar ver su característico cabello rojizo, cuando Tenten se separó de él para ser atendida por una vendedora diferente él se acercó al área de kimonos para hombres y observó los diferentes tipos de decoraciones y estilos que nunca antes había visto en Suna.

—¿Alguno en especial que guste?— una vendedora de cabellos rubios largos se acercó a él sonriéndole— puede probarse los que guste solo dígame si puedo ayudarlo en algo— y fue todo así se fue dejándolo sólo mientras veía de reojo como iba con otro cliente y sonreia de la misma manera.

Fue entonces cuando supo que su compañera de viaje tenía razón, ahí nadie se quedaría a su lado hasta que terminara con la tarea de escoger algún atuendo, nadie le daría consejos sobre qué colores eran apropiados para su imágen, nadie a su alrededor que lo tratará de manera especial a los otras personas, una sonrisa pequeña apareció en su rostro mientras en sus manos tomó la tela de un Kimono café.

En cuanto terminó de vestirse observó el espejo frente a él, el café le sentaba bien y siempre le había gustado, los bordes negros al rededor de su cuello le daban algo de elegancia al traje sin perder lo casual al mirar hacía las solapas cafés de la parte superior del kimono, los guantes negros hacían el conjunto perfecto para el traje al igual que el cinturón y pantalón holgado del mismo color.

Después puso en marcha el genjutsu borrando la marca de su frente y haciendo su cabello rojizo un poco más claro, abrió la puerta del probador y cuando sus ojos azules miraron el exterior paró en seco abriendo los ojos lo más que pudo.

Tenten estaba frente a tres espejos unidos que le daban el reflejo de casi todo su cuerpo al girar frente a el contoneandose de un lado a otro con una divertida sonrisa, el tono naranja parecido al atardecer le sentaba bien, la chica había admirado desde el principio la decoración de flores en el Kimono puestas en los lugares exactos y los colores combinados a la perfección, no se cambió el peinado pero si se puso un adorno de flores en su lado derecho que terminaba con otro tipo de flores colgando al revés ambas de diferentes colores pero nunca sin desentonar, el cinto amarrado a su cadera que la vendedora le ayudó a ponerse era negro con un borde azul turquesa en la parte inferior y en el término hilos de colores y más flores combinadas.
Tenten nunca usaba maquillaje a menos que esté fuera para una ocasión especial o con una ropa que lo mereciera y aún así en ese momento no cubrió la cara en su totalidad, los colores naranjas solo estaban en la sombras de sus ojos y en sus labios pintados.

Dio una pequeña vuelta probando sus zapatos y esperó que pudieran ser cómodos después de un rato con ellos tanto como se sentían ahora, fue cuando notó la mirada penetrante del chico tras ella, se notaba sorprendido pero sus ojos la miraron directo a los suyos sin perder contacto visual en ningún momento, Tenten se apenó y cubrió con su manga holgada su boca desviando la mirada, aquellos ojos que no dejaban de verla le parecieron llenos de una inocencia particularmente extraña, aquella mirada no era de alguien que la examinara totalmente viendo las curvas de su cuerpo que se reflejaban ahora con el kimono, aquella era de sorpresa auténtica como si acabara de descubrir algo que ni él mismo sabía, aquella mirada se le hizo dulce y sincera.

—¿Qué es lo que te pasa?— Tenten decidió romper con el momento incómodo dejando de cubrir su rostro sonriéndole a Gaara algo apenada— ¿tan fea me veo?

Gaara reaccionó volviendo a la realidad, había entrado en un pequeño estado de trance dónde se había olvidado de donde estaban y que hacían ahí, sólo vió a Tenten y solo existió ella por todo ese momento en el que se congelo asi mismo sin mostrar ninguna expresión salvo la mirada de sorpresa y él no parar de observar aquellos adictivos ojos color chocolate, bajó la mirada y le dió la espalda a la chica cuando sintió los colores en todo su rostro y aquel calor en su cuerpo.