capitulo 7 amiga.

228 30 1
                                    

No sabía muy bien que pensar.

Ya llevaba dos meses en los que se veía en secreto con undertaker, dos meses en los que mantenía una rara amistad, si es que así se le podía decir.

La verdad es que solo se sentaban juntos en esa banca del parque, casi todas las noches, nunca hablaban, o almenos no de algo interesante, cuando lo hacían solía ser para escuchar al pelirrojo quejarse de lo duro que era el trabajo y lo molesto que se sentía cuando Will lo menospreciaba, o del pésimo trato que Sebastián tenía con él. Esto era muy divertido para Undertaker, ya que las caras y poses del menor eran muy graciosas, por lo que le dejaba desahogarse  jamás hablaban de lo ocurrido en el crucero o lo que la sociedad de Shinigami tenía planeado para el desertor.

-¡tsk!

No podía negar que se sentía confundido y frustrado, sabía que su deber era el reportarlo, desde el primer día pero...podría decirse que no quería perder a su terapeuta, la verdad aún no entendía el porque Undertaker no lo asesinó ese día.

Tenía tantas ganas de contárselo a alguien, pero a quién, no tenía muchos amigos, o almenos no tantos como para guardar el secreto, Ronald iría corriendo con el chisme a Will, otello...lo mismo, Sebastián...no tardaría en ir a atacarle.

Jajajaja, tal vez debería decirle, así le darían una paliza para que supiera lo que se siente.

Era en esos momentos cuando deseaba tener una amiga, el consejo femenino de alguien le serviría ya que, es bien sabido que a diferencia de los hombres las mujeres piensan antes de actuar. No podía ir con ninguna de las chicas de la recepción, le caían mal y el a ellas...envidiosas, podía jurar que le envidiaban por que era más lindo y sensual que ellas.

Ah, era en esos momentos cuando extrañaba a madam red. Esa mujer siempre le entendía.

Continuó con su trabajo, tenía que recoger el alma de un tal Simón le Blankiev.

Asecho a su víctima desde la obscuridad, en lo alto de los techos, parece que se trataba de un patético violador, ya que este había empezado a seguir a una jovencita desde hace un buen rato.

Enorme fue su sorpresa al ver de quién se trataba, no la había reconocido ya que llevaba su cabello recogido y oculto en un gorro, pero cuando ese sujeto lo arrancó y los largos cabellos rubios se soltaron no tuvo duda, era la mocosa que le había amenazado en el barco, la prometida de ese chiquillo molesto... Elizabeth Midford.

AbrázameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora