abrázame....por siempre

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Los años habían pasado, la vida había seguido su curso...y se encargó de hacer pagar a esos dos.

Sebastián jamás se recuperó de sus heridas, por alguna razón el demonio no pudo regenerar su brazo y su piel quemada, siempre envuelto en unas vendas que cubrían su dolor y le daban aspecto de momia.

La mansión quedo sola, Ciel cayó en depresión al ver como todo el prestigio caía por la borda, hasta quedar en el abandonó.

Pero eso no fue todo, a fines de ese año un ángel apareció, una chica que recorría el mundo cazando demonios, la batalla fue terrible, todo quedó en llamas y al final, un pequeño y su guardian fueron condenados y mandados al infierno.

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William también tuvo su parte.

Los golpes en su cara no sanaron, se corrió el rumor de lo que le había hecho a Grell en toda la agencia, por lo cual fue destituido de su cargo.

Todo comenzó a salirle mal, misiones tan simples fracasaban, perdía los estribos en un segundo, la culpa comenzó a consumirlo, a cualquier lugar al que iba siempre oía a Grell, su estridente risa, burlándose de él, llegó un momento en que se volvió loco, comenzó a atacar a cualquier pelirrojo, hombre o mujer, adulto...o niño, estaba fuera de control por lo que la agencia se vio en la necesidad de frenarlo...para siempre.

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(Francia)

Unos hombres se encontraban observando los ataúdes, buscando el indicado para su querida madre.

Eran atendidos por un hombre ya mayor, el cual mostraba los productos.

Jejeje, puedo asegurarle que su madre recibirá un trato digno, su descanso será agradable en cualquiera de éstos...

(Chirrido)

La puerta de uno de ellos se abrió, asustando a los caballeros.

Jejeje, son muy cómodos, roble negro, con un forro de terciopelo rojo y el espacio suficiente para estirar los pies.

Se habían quedado congelados al ver a una niña pequeña salir de ahí, vestida con una sotana roja, de cabello plateado y peinado en colitas, tenía unos hermosos ojos violeta.

¡¿Gusta probarlo?!

Pregunto la pequeña mientras ofrecía su lugar con una tétrica sonrisa.

¡Ahhhhh!

Lizzy bufo al escuchar el grito, de nuevo lo habían hecho.

La mujer, de ahora veintisiete años, se levantó de su escritorio y fue a la bodega a ver qué ocurría, al entra vio a Adrián y su pequeña  sonriendo mientras esos hombres intentaban recuperar el aliento recargados en uno de los ataúdes...lo habían hecho de nuevo.

¡Señores Monspier, por favor vengan, vamos al estudio para terminar los trámites!

La rubia se los llevo antes de que se arrepintieran y quisieran retirarse sin los trámites, al salir les dió una mirada a esos dos...siempre era lo mismo.

¡Jajaja!

Underthaker y...Grell, comenzaron a reírse, era tan divertido. El viejo sepulturero cargo a su nieta y fueron a preparar el cuerpo, la pequeña de cinco años no le tenía miedo a ese tipo de cosas, la verdad le gustaba todo lo relacionado con la muerte.

Adrián había seguido con su vida, no fue fácil, muchas veces deseo ir y terminar el trabajo matando a esos dos, más sus amigos no lo dejaron, si iba estarían preparados y lo matarían, por lo que el sacrificio de Grell hubiese sido en vano, tenía que vivir por él...por los dos, continuó con su trabajo en Francia y se hizo cargo de Lizzy. La rubia decidió abandonar Inglaterra, su título y todo, su familia la apoyó tras saber lo ocurrido, la chica iba a visitarlos a escondidas gracias a los portales de underthaker. Al crecer se había casado con Pluto, gracioso, al final si terminó casado con un perro, y los dos tuvieron una hermosa niña a la cual le pusieron Grell.

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