Capítulo 16

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-Te desapareces de la vida mundana y yo me asusto.

Yesung miró con un gesto que iba desde la aprehensión hasta la risa. Con JungSoo no podía evitar reír.

-Sabes que tengo trabajo, no sé porqué te espantas tanto.

Leeteuk comenzó a reir a mandíbula batiente. Yesung rodó los ojos.

Había aceptado ir a su casa a la hora del té, a pesar de que le había prometido a Kyuhyun y Hyukjae que iban a dedicarle toda la tarde a concentrarse aun más en los casos que tenían delante, pero la insistente esquela de Park, en donde le anunciaba que iba a tomar una decisión drástica sino se presentaba a la hora del tentempié, ya que él parecía languidecer día tras día debido a su inexplicable ausencia, lo hizo desestimar sus planes para lo que restaba de la jornada.

El Conde meneó la cabeza, rindiéndose a una risa quedada; Leeteuk podía ser un verdadero incordio cuando se lo proponía.

-Eres increíble...

-Y guapo. E inteligente.

-Me reservo la opinión respecto a lo último. JungSoo le dio un pequeño codazo en el brazo.

-Tienes que entenderme, Yesung. Todo ese tiempo inerte en nuestra relación ha dejado su huella y quiero borrarla ahora que tengo la oportunidad. Y lo voy a hacer por el bien de ambos y no me importa lo que opines, por muy Conde que seas.

Y diciendo esto se dejó caer en el sillón de dos cuerpos que había en la pequeña sala de estar de la planta superior.

-No dudo de tus buenas intenciones, Leeteuk. Si lo hago de tu inteligencia.

Entonces, un pequeño almohadón de fina tela, voló por encima de su cabeza, aventado por el médico y esquivado por él.

-Teuk... Deja de hacer el ridículo - la cantarina voz femenina de SooHee irrumpió en la estancia de pronto - qué va a pensar el Conde.

-El Conde - contestó el aludido al tiempo que estiraba su mano hacia su esposa, gesto que ella entendió para que se acercase - es un bribón que se esconde debajo de esa máscara de frialdad.

-¡Oh!

SooHee, que no estaba al tanto de sus juegos de palabras y bromas de la juventud, se vió claramente incómoda ante aquel comentario desatinado, hasta rayano en lo descortés, pero pareció tranquilizarse al ver que el Conde reía con calma.

A pesar de aquellas palabras de reproche, Yesung podía notar el amor irrevocable que existía en el corazón de ambos. Y el sólo hecho de que ser testigo de aquellas sutiles manifestaciones de amor lo dejaba tranquilo, al ver que ella lo amaba tanto como él a ella, al punto de soportar de buena gana las idioteces de su amigo. Se había preocupado en algún tiempo pasado al pensar que, dado al carácter desenfrenado y risueño de Leeteuk, jamás este pudiese establecerse y sentar cabeza. E irónicamente quien no había podido hacerlo era él mismo.

Desechando ese último pensamiento y con una sonrisa de satisfacción, Yesung habló entonces, con la cadencia que lo caracterizaba.

-Descuida, SooHee. Para mi desgracia conozco a tu marido más de lo que me hubiese gustado. He de acostumbrarme con el paso del tiempo a sus palabras fuera de eje.

Leeteuk se carcajeó entonces y SooHee lo miró con reprobación, a lo que él solo pudo tocar con dulzura el sonrosado pómulo de su mujer.

-Tranquila, amor mío. Yesung tiene razón. Llevamos siendo amigos desde que éramos infantes, por lo que no puede enojarse conmigo.

-No tientes al destino, mi querido amigo. - dijo Yesung con una sonrisa ladina.

-Tu no puedes vivir sin mí, así que cállate - replicó Leeteuk.

Arlequín [YeKyu] [+18] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora