Kyuhyun permanecía dormido.
Yesung, que lo estaba observando desde su sillón junto a la chimenea, había velado durante toda la noche, fluctuando entre la ansiedad y la tensión, temiendo que su estado desmejorase de un momento a otro.
Pero el joven solo dió un intenso suspiro y volteó hacia un lado, dándole la espalda.
Con una larga exalación, Yesung se levantó y fue hacia la ventana, que daba a la calle principal, en donde estaba emplazado el hotel. A través del vidrio, podía ver las espesas lenguas de niebla que se escurrían por cada hueco de la ciudad, como un animal salvaje.
Su mente no podía quedarse tranquila.
¿Qué es lo que estaba sucediendo? ¿Qué podrían querer aquellos maleantes como para golpear de esa manera a Kyuhyun? ¿Acaso Kyuhyun era sabedor de alguna información que ellos juzgaban indebida?
Las formas en las que habían atacado a su hermano y posteriormente a él mismo, no parecían ser diferentes una de otra, lo que lo llevo a pensar que se trataba de las mismas personas y de que no se trataba de una mera conicidencia. Muy por el contrario, algo le dijo de que aquel chico estaba en medio de algo bastante grande.
En la vez anterior, no había logrado distinguir los rostros de los malvivientes, pero en el de hacía unos momentos, había reconocido a uno, no por su cara sino por la herida que él mismo le había proporcionado.
Podría tratarse de la misma banda. Un ajuste de cuentas quizá. O tal vez venganza. Todas eran conjeturas sin casi fundamento, las cuales deberían esperar un tiempo prudente para poder ser consideradas.
Un nuevo suspiro lo trajo hacia la realidad de su habitación.
Kyuhyun no se había despertado, pero se había revuelto un poco.
Yesung se alejó de la ventana y se acercó hacia su aposento.
Las heridas del joven parecían haberse desinflamado un poco, aunque sus tonos morados y rojizos estaban lejos de desaparecer. Los cortes producidos por los certeros nudillos eran profundos pero no graves, nada para preocuparse a fondo, según el médico que lo había revisado al llegar al hotel.
Yesung lo observó y suspiró. Un leve golpeteo en la puerta de la habitación hizo que diera un pequeño respingo, pero se dirigió hacia la misma sin dilación.
Era una esquela por parte de Leeteuk, respondiendo a la suya, que había enviado pocos minutos después de haber llegado al hotel, en donde le notificaba su impedimento para acudir al evento que tenían programado para esa noche, argumentando solo "sucesos que no podían posponerse y que debía de atender de manera urgente".
Conociendo el carácter afable y gentil de su amigo, sabía que éste entendería su situación y no tendría ningún resentimiento al respecto.
Abrió la esquela, encontrándose con lo que había supuesto; una prosa corta pero no menos afable, en donde lo dispensaba del altercado y lo invitaba para la noche siguiente.
Sonrió complacido y decidió contestarle en la mañana a primera hora. Dobló el papel de forma prolija, dejándolo sobre la pequeña mesa de arrime, ubicada cerca del sillón en dónde se encontraba sentado en ese momento. Sacó su reloj y se sorprendió que aún no llegase a ser medianoche.
-Señor Kim...
La suave voz de Kyuhyun le llegó entrecorda. Se giró de pronto y alzó la vista, encontrándose con el rostro del chico, adormilado y dolorido, sentado en el lecho.
Yesung se levantó y caminó hasta allí.
-No te muevas. Debes descansar.
Kyuhyun lo observó unos momentos, con los ojos entornados.
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Arlequín [YeKyu] [+18] [Terminada]
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