El sabor de los labios de Kyuhyun aún permanecía vivo en su memoria.
No podía decir que aquello le era indiferente. Pero tampoco podía dejarse influenciar por aquellos besos que, sean conscientes o no, le eran dados por un joven que tenía un alma atormentada por la soledad y dolorida por la pérdida.
Pero lo que más lo inquietaba eran las palabras que había pronunciado con antelación, aunque hayan sido dichas en plena etapa del sueño y las cuales podrían haber tenido un significado completamente onírico.
A pesar de que así era, no se había quedado tranquilo hasta que Igor, los lacayos, Leeteuk y él mismo, hubiesen rastreado y observado todas y cada una de las partes de la casa en donde residía. Nada había allí fuera de lugar.
Quizá aquellas palabras hayan sido producto de lo que el chico presenció en la noche pasada; los sueños suelen sacar a colación datos que el subconsciente mantiene a raya durante el día. Así y todo, no podía negar que el hecho le había dejado una desagradable sensación. No por el beso en sí, sino por el contexto en el que había sido dado.
No había podido dormir aquella noche de forma normal y, cuando las luces del alba le anunciaban el comenzar de un nuevo día, él ya se encontraba en pie y con la mirada perdida en la taza de té caliente que mantenía entre las manos, ensimismado en sus pensamientos. No había esperado ni siquiera a su valett para que lo ayudase a vestir.
Además, aun resonaban en sus oídos las palabras de JungSoo.
No era casualidad que todo aquello estuviese pasando.
Igor entró en la estancia en aquel momento, sorprendiéndose por hallarlo allí a tal hora, para luego preguntarle si había algo que desease, a lo que él le respondió de manera negativa.
Mientras buscaba en los papeles que tenía delante de sí alguna pista que lo pudiese conducir a la verdad, Yesung sopesaba las opciones que tenía y de las cuales debía elegir. ¿Cómo es que había llegado hasta ese punto y no había esclarecido nada? Las cosas no estaban resolviéndose y cada vez eran más difícil de ver el claro.
Tenía muy poco sobre la mesa a favor y demasiado en contra. En su cabeza, aquella mesa era, en cierta medida, como un mapa, en el cual solo las partes claras estaban pintadas de blanco y dónde lo demás era de un color gris oscuro. Debía despejar aquel mapa, antes de que ocurriese algo más.
Había un asesino, que quizá era el mismo para ambos casos. Y que tal vez les seguía los pasos de cerca, mezclado entre ellos y que, por algún motivo, había encontrado en Kyuhyun una puerta de acceso. Pero ¿Qué era lo que en realidad buscaba? ¿Había un objetivo detrás de esas muertes? ¿Mataba por matar o algo lo llevaba a cometer aquellos crímenes?
Y ¿por qué pensó en Kyuhyun? Esta pregunta era, en resumen, la más complicada y, tal vez, la más importante.
Quizá porque era la persona más vulnerable de allí. O porque había descubierto a un intruso en todos los lugares donde él estaba. De cualquier manera, sentía que Kyuhyun era la clave pero no podía especificar el porqué de ello. ¿Qué había en ese chico? Hacía un tiempo él parecía tener una vida completamente normal, hasta la muerte del hermano, la cuál también era completamente misteriosa. Él había visto al chico, lo había sostenido entre sus brazos hasta que Leeteuk llegó y vio también cómo moría sin que él lo pudiese evitar. Y, por más que reconstruía la secuencia de imágenes lo mejor posible tratando de descifrar algo, no veía nada en ello que lo alterase. Y eso, por supuesto, lo exasperaba.
Entonces notó un error, algo que él había cometido sin saberlo, ya sea por la vorágine que supuso en aquellos días o por su propia negligencia y que, probablemente, hubiese ayudado en demasía a esclarecer ése caso, o por lo menos, dar más pistas: jamás había visto el cuerpo del chico, después de muerto, ni tampoco había insistido en ver su autopsia.
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Arlequín [YeKyu] [+18] [Terminada]
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