Era de público conocimiento el hecho de que los arlequines eran humanos facialmente desfigurados a gusto de unos cuantos malvivientes y que, por mucho dinero, los vendían a personas con alto poder adquisitivo para que éstas los tuviesen a modo de mascota, para alimentar de vanidad y frivolidad un ego, además de hacer reír. También eran manipuladas sus cuerdas vocales para que sólo pudiesen emitir sonidos de risa y carcajada, sin llegar a proferir palabra alguna. La aberración de los humanos para con su misma especie podía ser, por momentos, inconmensurable.
Los arlequines eran, por ese entonces, vistos como un trofeo, un objeto de lujo que sólo unos cuantos era capaces de tener.
En un principio, sólo habían estado destinado a los palacios reales y personas pertenecientes a la realeza pero, por aquellos días, podían tenerlos cualquiera que posea la suficiente cantidad de dinero como para desembolsar una pequeña fortuna en cada uno de ellos.
Yesung aborrecía, desde el fondo de su corazón, todo aquello. Desde que había sido pequeño, había sido educado con empatía y compasión hacia los demás, virtudes delegadas por ambos padres. Pero desde que su vida había asumido un rol importante en el Estado, pudo ver que esas virtudes no siempre eran inculcadas en los demás individuos, viendo así cosas y hechos abominables, dignos de toda clase de desprecio.
Y la manipulación de personas con fines meramente lucrativos era una muestra ruin, detestable e ineludible de ello.
No podía olvidar la expresión de aquellos ojos.
-Has sufrido una lipotimia, mi querido amigo.
La voz de Leeteuk lo sacó de su fuero interno, en donde se había caído quizá antes de desplomarse en el parque. Ahora, ya repuesto y con todos sus sentidos funcionando, podía percibir cada detalle a su alrededor, cosa que le había sido imposible hace unos momentos.
Miró a su alrededor. Había perdido el conocimiento en aquel lugar verde, y, sin que él lo supiese, había sido trasladado al hospital de la ciudad, que no distaba mucho de allí. Por suerte para él, JungSoo estaba trabajando en aquel momento, por lo que fue él quien tomó cartas en el asunto.
-Acababa de verte en tu casa y al venir aquí me vuelvo a encontrar contigo. Te agradecería que dejases de acosarme.
El tono irónico y divertido de aquella frase hizo sonreír de buena gana al Conde.
-¿A qué se debe la lipotimia?
El médico se sentó en un pequeño banco junto a él, que se encontraba aun en la encimera de una camilla.
-Falta de azúcares en la sangre, baja de presión sanguínea... Pero debido a que perdiste el conocimiento, puede que también esté influenciado por el estrés. ¿Has visto o escuchado algo que te haya producido un golpe anímico? Salvo todo lo que vienes viviendo, claro.
Yesung asintió quedadamente. Por supuesto que hubo algo. Pero se guardó los detalles para sí mismo. Por ahora iba a tratar de manejarlo él mismo, a pesar de que tenía a su amigo allí, dispuesto a ayudarlo. Pero no quería inmiscuirlo más en sus problemas. Se sentía profundamente agradecido con él por haberle ayudado a interpretar la información que se le estaba escapando. Además, ya tenía demasiado con la desaparición de su joven esposa, que aún seguía sin saberse nada de ella.
-Deberías descansar por hoy. No puedes exponerte a otra baja de esta clase. No son peligrosas en sí, pero te dejan fuera de combate y eso no es bueno, ni para ti ni para nadie.
No podía.
-Vamos, ve a casa y trata de reponerte. Ya mandé a llamar a tu coche para que te recogiese. Igor te está esperando.
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Arlequín [YeKyu] [+18] [Terminada]
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