Living With Children [Jongkey]

Capitulo IV

-Appa Jong, ¿Juegas conmigo?-

Jonghyun volteó para dedicar una mirada rápida a su pequeña de 6 años.

Tenía su pelo castaño y corto suelto con un gorro puntiagudo, un vestidito azul celeste y en sus manos llevaba una varita mágica.

El mayor sonrió, su hija parecía una muñequita de porcelana.

Pero lamentablemente esta vez no podía jugar con ella, estaba ocupado con unos papeles que debería entregar dentro de poco.

-Lo siento princesa, Appa no puede jugar ahora-

Jia hizo un puchero y se acercó a su padre no dándose por vencida.

-Pero Appa... Papi Bum y Yesung se fueron y me dejaron sola, estoy aburrida, juegue conmigo por favor-

Jonghyun frunció el ceño al ver los ojitos de cachorro que estaba haciendo la niña... De verdad que sus hijos sabían que tan débil era con ellos, por eso se aprovechaban de él.

-Esta bien- dijo resignado.

La niña saltó emocionada, amaba a sus dos Appas por igual, pero debía admitir que le gustaba más jugar con su Appa Jong, él nunca la regañaba.

Tomó una de las grandes manos de su padre entre las suyas y jaló al mayor para que se parara de su escritorio y la acompañara.

Jonghyun solo se dejó hacer desganado, no era que no le gustaba jugar con la pequeña, él amaba jugar, podía ser un adulto por fuera pero seguía teniendo el alma de un niño.

Es solo que... Los juegos de Jia eran algo aburridos para su gusto.

¿Y como no? Si los juegos de la niña siempre eran tomar el té y fingir que eran princesas.

No era muy emocionante.

Llegaron a la habitación lila de la pequeña y esta hizo que su padre se sentara en el suelo.

-Quedese ahí Appa, voy a buscar mis utensilios-

Jonghyun asintió creyendo que la niña volvería con un juego de tazas y bolsitas de té falso como era costumbre.

Sin embargo, se sorprendió cuando la vio llegar con una pequeña maleta rosa.

Observó como la niña abría la pequeña maleta y curioso preguntó:

-¿No vamos a jugar a que somos princesas?-

Jia río bajito.

-Nop-

-Aahh...- Jonghyun asintió compresivo pero luego su curiosidad aumentó más -Y entonces... ¿Que vamos a jugar?-

Pero se arrepintió de preguntar cuando vio a la niña sacar de la maleta un peine en una mano y unas tijeras sin punta en la otra.

-¡Vamos a jugar al estilista!-

Tan pronto escuchó esas palabras se levantó del suelo con urgencia -Emm... Pensándolo bien, Appa tiene mucho trabajo, mejor jugamos después ¿Si?- y sin más salió de la habitación, alejándose rápido de ahí.

Sin embargo, no pudo llegar muy lejos ya que un pequeño pero muy claro sollozo lo hizo detenerse.

Se llevó una mano al entrecejo.

Extrañaba su vida sin niños.

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