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Todos iban en silencio dentro del vehículo, disfrutando de la música que había de fondo, inmersos en sus pensamientos o se encontraban durmiendo plácidamente para acortar un poco las horas de viaje que les quedaban por delante

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Todos iban en silencio dentro del vehículo, disfrutando de la música que había de fondo, inmersos en sus pensamientos o se encontraban durmiendo plácidamente para acortar un poco las horas de viaje que les quedaban por delante.

La familia Holland había decidido hacer un viaje, aprovechando la estadía del primogénito del matrimonio en el país antes de volver a los Estados Unidos para seguir con su trabajo como actor, por lo que habían invitado a Mary y a Harrison a pasar esas dos semanas con ellos, pues debido al tiempo que pasaban en su casa los consideraban parte de la familia y como tal debían pasar tiempo juntos; su destino era Chesil Beach.

Habían salido a las siete de la mañana del sábado para ir a buscar a Harrison y por último a Mary, quien era la que vivía más lejos de todos. La joven había perdido su noche conversando con unos de sus amigos en el extranjero y leyendo uno que otro libro, por lo que su madre no necesitó despertarla a gritos para que se levantara y desayunara algo antes de que los Holland llegaran, ella ya lo había hecho a las cinco o seis de la mañana.

Justo antes de salir de su casa con maleta en mano al escuchar la bocina del vehículo Holland, su padre la retuvo en la entrada, entregándole un pequeño sobre de papel mientras le advertía algo con la mirada.


-Espero que no tengas que ocuparlos, pero nunca es malo ser precavido -murmuró y la chica lo miró extrañada antes de abrir la bolsita para ver lo que había dentro.

Condones. Su padre le había dado condones.

¿Por qué diablos le dio condones?


-¡Papá! -gritó avergonzada, sintiendo como su rostro se ponía cada vez más rojo ante la situación y no ayudó nada el darse cuenta de que Sam se estaba bajando de la camioneta para ayudarla con su maleta.

-Tienes diecinueve años Mary, es común que...-

-¡No, no quiero oírte, calla! -exclamó tapándose el rostro con sus manos, dejando caer el sobre al suelo, Sam la miró intrigado cuando llegó a su lado- Por dios, hablamos de los Holland, ellos...yo no... ¡No!

Sam miró a padre e hija de forma alterna, intentando adivinar quién se encontraba más avergonzado e incómodo y al ver un pequeño sobre en el suelo lo recogió, siéndole arrebatado de sus manos por su mejor amiga, quien lo lanzó al interior de su casa y suspiró al escuchar las risas de parte de su familia.

Mary le pasó su mochila a Holland y lo empujó hacia el vehículo con rapidez al advertir a su abuela caminar hacia ellos con el sobre en sus manos y una sonrisa en su boca.


- ¡Nos vemos en dos semanas! -se despidió apresuradamente y cerró la reja con fuerza, colocándole el primer seguro para retrasar a los adultos por si intentaban seguirles.

-¿Qué acaba de pasar? -preguntó Samuel cerrando el portamaletas para ser arrastrado nuevamente hacia el auto, escuchando el forcejeo de los padres y abuelos de Mary por abrir la reja.

-Nada relevante -contestó sentándose y observando como Sam cerraba la puerta, viendo con alivio por la ventana como el auto avanzaba al tiempo en que su madre salía a la calle mientras reía, agitando el sobre con el brazo en alto- Hola familia Holland, ¿cómo están?

-Muy bien cariño, ¿y tú? -contestó Nicola por los demás y la joven sonrió abiertamente, dejando ver sus hoyuelos.

-Bien, gracias -Mary se giró en su asiento para quedar de frente con los dos jóvenes adultos y el más pequeño de todos- Hey Osterfield.

-¿Qué tal Hunt? -ambos sonrieron y chocaron las manos en forma de saludo- ¿Qué pasó allá afuera?

-Ugh, larga historia -comentó sintiendo como sus mejillas volvían a sonrojarse y se giró en su asiento, acomodándose entre Harry y Sam.

Oh rayos, ¿cómo no de había dado cuenta de que Harry estaba sentado a su lado izquierdo? Bueno, es comprensible si tomaban en cuenta el bochorno que le hizo vivir su padre.

Ambos se saludaron con unas pequeñas sonrisas y no dijeron palabra alguna por el resto del viaje.

Mary suspiró sacando sus audífonos del bolsillo de su chaqueta, tensándose al sentir como Harry se acomodaba en su hombro para dormir, rogando porque el chico no percibiera los acelerados latidos de su corazón. La nariz de Harry rozaba levemente su cuello y a ella no le gustaba que tocaran aquella zona de su cuerpo.

La chica Hunt estaba a nada de sufrir un ataque cardíaco y esperaba que su acompañante no se diera cuenta.

Just friends |Harry Holland|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora