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La despedida de los gemelos Holland: Tenemos que hablar
Sam admiraba con detenimiento desde el umbral de la puerta la espalda tensa de su gemelo, mientras este se dedicaba a guardar ordenadamente todas las cosas que llevaría a Australia, luchando muchas veces para que las prendas ocuparan mucho menos espacio del que deberían y así añadir aún más cosas. Lo escuchaba murmurar, suspirar y rabiar cuando algo no se acomodaba como él quería, pero ninguna de las veces se acercó para ofrecerle su ayuda.
Y tampoco pensaba hacerlo, si era sincero.
Él solo estaba allí, analizándolo e intentando decifrar —sin éxito alguno— qué era lo que podría estar manteniendo a su gemelo tan ausente del mundo exterior. No lo entendía, ¿de qué se había perdido? ¿Qué había ocurrido la noche en que se juntó con Tyler y Dean? ¿Habrían discutido? ¿Qué ocurrió con Mary? ¿Pelearon de nuevo?
Comenzó a morder sus labios con molestia, realmente odiaba cuando sentía que algo se le estaba escapando y ese era uno de esos momentos donde deseaba con desespero poder conocer qué mantenía a su hermano tan pensativo, temiendo no poder ayudarle al no saber el origen de todo.
—Se te van a acalambrar las piernas si sigues parado allí. O incluso te pueden aparecer varices.
—Las varices son el menor de mis problemas ahora —comentó irrumpiendo en el cuarto para lanzarse de espaldas a la cama, ganando un golpe por desordenar parte de la ropa que se encontraba amontonada— ¿Qué te pasa?
—¿A mí? Nada —mintió— ¿A ti qué bicho te picó? Llevas mirándome más de media hora desde la puerta y ni siquiera has dicho nada.
—No me mientas Harry, estoy hablando en serio.
—Yo también, ¿por qué crees que me pasa algo?
—Actúas raro. Dime, ¿pasó algo en la casa de Tyler? ¿Pelearon?
—Siempre peleamos, no es novedad —Harry sonrió divertido, tomando una de sus chaquetas.
—¿Y Mary? ¿Ocurrió algo con ella?
—¿Por qué debe ocurrir algo con Mary? —preguntó luego de una pausa, con una voz más baja de lo normal.
Tan tonto.
—No lo sé —Sam agarró el pequeño gorro de lana que tenía su hermano sobre la cama, jugando con él distraídamente— Algo te ocurre. Lo sé, te conozco desde toda mi vida. Y cuando hablé con los chicos me dijeron que todo había ido bien...
