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¿Cita? Dios no, para Harry aquello estaba muy lejos de serlo y realmente no recuerda porqué le había dicho a la mejor amiga de su gemelo tal cosa; no iba a tener una cita con Mary Hunt, ella era como una hermana para él y no podía verla con otros ojos. No podía o no se lo permitía.
De todos modos, era bien sabido por su grupo de amigos y familiares que él se encontraba flechado por una linda chica, así que no debía preocuparse porque hubieran malentendidos con la bailarina, por lo que se apoyó en una de las barandas del lugar y observó con una leve sonrisa a la mujer que se había adueñado de sus sueños y pensamientos, sonriendo cada vez más cuando la veía reír con su grupo de amigos.
Ella era tan hermosa.
Y tan prohibida.
La saludó desde la lejanía cuando sus miradas se cruzaron y su corazón dio un vuelco al ver como se dirigía hacia él a un paso acelerado, viéndose tan bella como el día en que la conoció. Ese día en donde su sonrisa lo dejó sin aliento y su personalidad lo cautivó; para cuando terminó de conocerla ya estaba completamente rendido a sus pies, lástima que fue demasiado tarde cuando se animó a confesarle sus sentimientos, pues alguien se le había adelantado, logrando obtener su amor...
Y de eso ya habían pasado dos años. Dos años en los que Harry intentó sin descanso quitársela de la cabeza porque aquello no estaba bien, pero en los que no había obtenido ningún avance.
O al menos eso creía...
Besó la mejilla de la chica con delicadeza y se separó lentamente de ella, observando sus facciones con suma atención mientras ella hablaba de Dios sabe qué cosa y él pensaba en lo perfecta que era.
Harry suspiró, era una horrible persona.
-¿Y qué te parece?
-¿Estás segura de querer hacerlo?
-Es nuestro aniversario Harry, estoy segura de que le encantará, pero necesitaba una segunda opinión y un poquito de ayuda...-sonrió inocentemente y el corazón del aspirante a director dio un vuelco en su pecho.
-¿Quieres mi ayuda?
-Por favor, te lo suplico, tú lo conoces mejor que nadie.
-Pero tú eres su novia.
-Y tú su hermano. Por favor, por favor, por favor...
Harry cerró los ojos cuando comenzó a sentir la culpa sobre sus hombros y suspiró, arrepintiéndose por lo que estaba a punto de hacer.
-Lo siento Elysia, pero tengo una cita y no planeo perdérmela.
-¿Ah sí? ¿Y quién es la afortunada si de puede saber?
-Mary.
Elysia miró a su amigo y cuñado unos segundos antes de sonreír ampliamente, feliz por la bailarina que en esos momentos debía de estar saltando en un pie.
