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-¿Tuviste una cita con Andrés? ¡Pero si me habías dicho que tenían que ensayar la coreografía para la obra! -exclamó Harry con el ceño fruncido, molesto por aquella mentira de su amiga.

-Sí ensayamos, pero luego decidimos salir un rato, no hay razón para alterarse tanto.

-No es la primera vez que me rechazas Mary, ¡ya casi ni salimos juntos por culpa de Andrés!

-Oye, oye, oye, alto ahí vaquero -gruñó la bailarina desde su asiento- No es por culpa de Andrés el que nosotros ya casi ni salgamos y de todas formas no tienes derecho a reclamarme nada, te creo que Sam lo haga porque ya no nos vemos tanto como antes, pero contigo apenas sí salía a la esquina y te diré desde ya que aquello no era culpa mía.

-¿Entonces puedo...? -preguntó Sam, levantándose de su asiento y pelear con su mejor amiga.

-¡No! -exclamaron tanto Mary como Harry, ambos enfrentados con el ceño fruncido.

-Oh, bien -murmuró a secas sentándose nuevamente al lado de Elysia.

Después de eso solo hubo gritos y más gritos de parte de los jóvenes, ambos completamente indiferentes a la presencia de sus familiares que habían comenzado a incomodarse con aquella escena, no solo porque habían comenzado a tirarse antiguos rencores que tenían guardados -como la vez que Mary accidentalmente dejó caer la cámara de Harry y como este le había esguinzado el tobillo a la chica cuando esta le enseñaba a bailar- sino también por las evidentes indirectas que se gritaban, haciendo alusión a cosas que los adultos no debían -ni querían- saber.

Todo terminó en el momento en que Mary le recriminó en el mujeriego que se había convertido y todo con tal de olvidarse de aquella mujer, llamándolo estúpido e iba a seguir con su repertorio de insultos hasta que los adultos intervinieron, cortando la disputa de golpe.

-Suficiente, ¿qué diablos les pasa? Ustedes no se comportan así, no son así -los reprendió Evan, alejando a los jóvenes que en algún momento de su discusión habían quedado frente a frente.

-¡Ella es una mentirosa!

-¡Y tú eres un imbécil!

-¡Pensé que éramos amigos!

-¡Y lo somos, idiota! ¡Pero tú no eres quién para reclamarme o recriminarme nada! -gruñó la chica apoyando sus manos en su cadera con enojo- Además, seamos honestos Holland, tú solo me has estado buscando últimamente por lo que hablamos la otra vez en la cafetería, de otra forma apenas si nos veríamos o hablaríamos cuando yo visito a Sam, tal como era hace cinco meses.

-Eso no es--

-No, no hagas eso, porque ambos sabemos que no estoy mintiendo.

Ambos orbes juveniles se encontraron en medio del caos, expresando con ellos todo lo que temían gritarse por miedo a decir cosas que podrían provocar daños irreparables en su amistad, porque ellos sabían el poder que tenían las palabras y cuanto podían lograr con ellas si eran pronunciadas de la manera correcta; enojo, molestia, esas eran unas de las muchas emociones que emitían esos dos pares de marrones y de las que sus familiares eran testigo.

Harry fue el primero en desviar la mirada, repentinamente triste ante aquello que él recién estaba notando.

-Has cambiado, ya no eres la misma de antes -murmuró Harry y la bailarina sintió una oleada de calor en su espalda.

-Tienes razón, lo he hecho y lo seguiré haciendo así que es mejor que vayas acostumbrándote, porque no estoy dispuesta a seguir dándole el gusto a nadie que no sea yo misma.

-Mary...-habló su mejor amigo, mirándola preocupado desde el sillón, no tenía pensado moverse y no lo haría porque estaba indignado con la actitud de esos dos personajes, mas eso no significaba ignorara los estados de su amiga, mucho menos cuando se ponía de aquel modo.

-No Sam, estoy cansada, ya me cansé, no quiero seguir con esto; me rindo, se acabó.

-¿Hablas en serio? -preguntó enderesándose en su lugar.

-Sí, he terminado con todo esto.

Minutos más tarde, cuando el ambiente logró calmarse, todos volvieron a lo suyo y Sam tuvo que abandonarlos con tal de ir a dejar a Elysia a su casa, prometiéndole a Mary que ambos tendrían una charla sumamente sería sobre aquello con lo que ella había terminado, sabiendo muy bien a lo que se refería. La bailarina, con tal de compensar el mal rato que le había hecho pasar a sus padres y alejarse de aquel idiota de rizos, decidió lavar algo de la loza y encerrarse en la cocina hasta que los Holland se fueran de su hogar.

Enjabonó y lavó todo con tranquilidad, repitiendo el ciclo una y otra vez hasta que la pila de platos y vasos que estaba a su lado fue dismimuyendo considerablemente, acabando con ella poco más de media hora después de haber empezado.

Mary aún seguía enojada incluso dos horas después de la discusión y no podía evitar que el ardor en sus venas regresara con más fuerza cada vez que escuchaba -aunque fuera amortiguado- a Robert a través de las paredes, por lo que cuando respondió la llamada entrante en su celular su propia voz sonó cortante y brusca, todo lo contrario a lo que usualmente era, pensando que era Sam. Pero no, su mejor amigo no era quien la había llamado y lo supo muy bien cuando escuchó una áspera risa por medio del auricular.

-¿A qué se debe esta llamada? -preguntó sorprendida, jugando con la espuma que se encontraba en el borde del lavaplatos- ¿Está todo bien?

-Claro, ¿por qué no iba a estarlo?

-No lo sé, jamás me habías llamado.

-Siempre hay una primera vez...-murmuró divertido, dibujando una sonrisa en su rostro que la bailarina presintió.

-Lo que digas, sonrisitas. Pero hablando en serio, ¿pasa algo? ¿estás bien?

-Sí, está todo bien, solo... quería hablar contigo.

Just friends |Harry Holland|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora