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La despedida de los gemelos Holland: Sin palabras

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La despedida de los gemelos Holland:
Sin palabras


El camino hacia la casa de la familia Holland era algo que la chica ya tenía grabado a fuego en su mente desde hacia ya bastantes años, le sería imposible perderse.

Ella sabía que debía tomar el tercer autobús de las cuatro de la tarde o el primero de las seis, también sabía que debía bajarse en la quinta parada y caminar cinco cuadras hacia el este  hasta toparse con la entrada de un pequeño condominio. El portero siempre la saludaba con un asentimiento de cabeza y la chica se lo devolvía con una leve sonrisa antes de que la dejara pasar, acostumbrado a la presencia de la adolescente. Luego, debía adentrarse al pasaje de la izquierda y buscar la cuarta casa que venía justo después del poste de luz, donde hallaría al fin la casa de aquella increíble familia.

La castaña creía que, en promedio, demoraba poco más de media hora en llegar a la casa de los gemelos. Pero lo valía, lo hacía completamente si sabía que como recompensa tendría la sonrisa de su chico favorito brillando frente a sus ojos.

—¡Elysia, cariño! —le recibió su suegra con una brillante sonrisa poco después de que tocara el timbre, vistiendo con un colorido vestido de flores y unas simples zapatillas— Ven, pasa.

—Gracias.

—Los chicos están arriba arreglando las maletas, ¿te quedarás a comer?

La adolescente sonrió y asintió con la cabeza. En el pasado, habría inventado millones de excusas para no quedarse más tiempo de lo necesario cerca de la mujer, pues la idea de quedarse sola con ella la intimidaba, era su suegra después de todo. Ahora, en cambio, bien podía pasarse horas conversando a su lado.

Era una persona maravillosa.

—Si no es molestia...

—¡Claro que no! Anda, ve con los ellos, los llamaré cuando sea hora del almuerzo.

Con una ligera sonrisa la morena comenzó a subir las escaleras sin prisa, saludando al menor de los hermanos en el camino, quien a penas y le dirigió una pequeña mirada al encontrarse lo suficientemente concentrado en la pantalla de su computador como para prestarle atención.

Harry secó las palmas de sus manos contra la tela de sus pantalones y caminó hacia su escritorio, sentándose en la silla bajo la mirada de Sam. El pecoso no entendía muy bien qué estaba pasando, así que en vez de quedarse parado en medio del cuarto, imitó las acciones de su gemelo y terminó por dejar la maleta en el suelo, permitiéndole estar cara a cara con Harry.

Pero él no lo miraba. No, el rizado miraba a todos lados menos el rostro de Sam y luego de uno segundos volvió a levantarse, yendo con rapidez a la ventana pues sentía que comenzaba a sofocarse en su propio cuarto.

Sam rápidamente se giró hacia él, comenzando a sentirse cada vez más ansioso ante la actitud de su hermano.

—No puedo...—susurró apoyándose en la corniza, cerrando los ojos ante la pequeña brisa que lograba enfriar su frente gracias a la débil capa de sudor.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2020 ⏰

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