Capítulo 45 | Final

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«Aunque este mundo pronto deje de girar y las estrellas ya no vuelvan a brillar, a ti yo me aferraré, te amaré. No importa qué habrá después»

Ya saben qué hacer en el último capítulo: cuando ponga este emoji ♬ reproducen la canción de multimedia mientras leen. Disfrútenlo.

No estoy listo, sé que es así. Mi respiración es incontrolable, el temblor de mis manos aún más. Todo cambiará y estoy jodidamente asustado por eso.

Lo que me depara el futuro es incierto. Conozco algunas posibilidades, pero hay cientos de ellas, cada una más trágica y nefasta que la anterior. Claro que las buenas también aguardan en mi mente, sin embargo, las recubre una fina capa de escepticismo.

Siento que mi cuerpo se tensa cada segundo un poco más, que me ahogo en negatividad. Mi corazón me pide un respiro, bajar sus pulsaciones antes de que estalle en ansiedad. Quiero sonreír, hacerle saber a las personas que están a mi alrededor que estoy bien. Es imposible, no puedo manejar mis movimientos o gestos. Lo único que me permite es cerrar los ojos y decirme "todo saldrá perfecto" una vez más.

Envuelvo con mis dedos el micrófono e intento inspirar correctamente. En la oscuridad detrás de la cortina roja Mackenzie sonríe en un vano intento de darme fuerzas y valentía. Aquellas cortinas caen y el reflector ciega mi vista, logrando que solo vea el brillante color blanco. Los gritos de las chicas en la tribuna al verme ensordecen cualquier otra cosa y cuando finalmente debo comenzar a tocar la veo a ella, justo en la primera fila, como lo acordamos.

Pero mi día no comenzó así. Pasaron varias cosas antes de siquiera pisar este escenario.

Tatiana.

A diferencia de su primer disco, esta vez Daniel quiso que todos vayamos a la presentación del segundo. Y cuando digo "todos" son exacta y precisamente TODOS. Aquí hay desde chicos de la mañana como Clara, del turno tarde como Nats y de otras escuelas como Amberly y Fabián. Es mucha gente, ni siquiera me tomo el tiempo de contarlas, pero sé que todas están en la primera fila.

Camino entre las personas hasta llegar a las dos que me interesan. Facundo y Julieta.

—Perdón —les digo a ambos con una sonrisa de arrepentimiento—. Siento haberme entrometido entre ustedes y prometo no volver a hacerlo, pero perdónenme, no quiero perderlos a ustedes por una tontería. Así que... ¿lo harían?

Mi labio inferior rueda por el superior, formando un puchero que me haga ver indefensa. Mis pestañas juntándose con rapidez le dan ese toque de niña tierna que no mata ni una mosca. Al ver que sus semblantes siguen igual de serios y fríos que cuando llegué, me arrodillo frente a ellos y tomo sus manos. Lo sé, ridículo, pero necesario.

—Ya, te perdonamos —ambos estallan en carcajadas y es ella quien levanta mi mano para que me ponga de pie. Apenas pronuncia las palabras no escatimo con mi efusivo cariño y me abalanzo en un abrazo de tres—. Y que sea la última vez que haces algo así, Tatiana Ramcelis Castillo.

—Clara vino hace unos minutos a explicarles todo —comenta Mike sentado en la tribuna—. Ellos habían acordado que te disculparían, no era necesario que te arrodillaras y hagas el ridículo frente a todos.

—Shh —sisea Nats y le da un suave golpe en el torso—. No interrumpas su momento emotivo.

—¿Qué? Es verdad, bastaba que charlaran un poco y arreglaran los...

—Ay, ya cállate —murmura divertida para luego tomar su camisa y callarlo ella misma con un beso—. Qué inoportuno eres, precioso.

Antes de regresar a mi lugar hago una pequeña parada por el de Clara para agradecerle lo que hizo y descubro a su lado a la tal Ava y a Fabián entrelazando sus dedos para ver el show. Ella parece una chica buena, incluso más que yo. Sé muchos chismes sobre ella, Clara me los ha contado, pero después de todo, no parece de las malas del cuento.

Hasta un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora