Canción ambiente: Show must go on - Queen
_______________________________________"Esa era su magia. Podía ver las puestas de sol hasta en las noches más oscuras"
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Megan ya no estaba. Ya no era parte de su mundo físico. No existía, se había ido y era imposible que volviera.
Subió a su dormitorio, arrastrando los pies, y se paró delante de la puerta.
No podía entrar, no era capaz. No sería capaz de ver su cama vacía y su túnica colgada en el armario. Fotos de su hermana y ella vestidas como mil personajes distintos mirándola en la mesilla y a su lado había un hueco en el que debería estar su pequeño amuleto de la suerte. El premio dorado por su actuación en "Matilda" ya habría empezado a coger polvo, y las flores que había dejado entre las hojas del guión de su obra de teatro preferida ya estarían perfectamente prensadas. Sus zapatos de claqué tendrían los cordones atados y reposarían, casi nuevos, debajo de la cama. No sería capaz de ver todas esas cosas, como una naturaleza muerta, como el mar en calma. No sería capaz de ver todas esas cosas que no sabían que nunca volverían a ser rozadas por las suaves manos de su dueña.
Tomó aire. A menos que quisiera dormir en el pasillo, debía entrar. Y a menos que quisiera quedarse atrapada en un momento desagradable, debía superarlo y seguir adelante. Megan querría que fuera así.
Entró y se encontró con que todo estaba como lo había imaginado. La cama, el guión, el premio... Pero no había un espacio vacío en su mesilla. El pequeño amuleto estaba ahí. El peluche de color crema la miraba, y juraría que tenía unos ojos tristes. Lo cogió con cuidado y se lo guardó en el bolsillo, luego tocó el suyo propio, el colgante de plata que llevaba al cuello.
Megan no llevaba la suerte consigo aquella noche
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-Diana no ha podido ni levantarse.- las palabras de Emily sonaban lejanas
Se había sentado en la mesa de Gryffindor a cenar, no se sentía capaz de estar sola
- ¿Tú cómo estás? - preguntó James
- Bien. - su respuesta fue automática, no la pensó. Luego rectificó - bien hundida, bien rota, definitivamente bien.
El chico iba a insistir, pero Mcgonagall subió al estrado y empezó a hablar.
Stella no sabría decir que dijo porque no la escuchó. Probablemente algo sobre Megan. Algo sobre las normas. Algo sobre la seguridad. Algo sobre informar a las familias. Algo sobre muggles. Algo sobre actos. Algo que no estaba escuchando.
Cuando se levantaron de la mesa Oliver dijo algo
- Deberían haber seguido las reglas. Si no se las hubieran saltado, nada de esto hubiera pasado. Han sido unos idiotas por salir de noche.
Todos se le quedaron mirando, callados. Y ella sintió algo que nunca le había sentido. Impaciencia, ganas de gritar, quería abofetearle, hacer que se callara. ¿Podía ser enfado?
Era enfado.
Pero ella nunca se enfadaba, nunca perdía los nervios. Siempre mantenía la calma, se sabía controlar.
Pero nunca moría su amiga.
- Te equivocas - respondió, en su habitual tono de voz - Megan ha muerto por que hay algo o alguien suelto. Algo o alguien horroroso y que tiene un problema mental muy grande, casi tan grande como el tuyo por decir eso.
Dicho eso, aceleró el paso y subió las escaleras: se iba a donde no la pudieran molestar
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Estaba en la sala de los menesteres, sentada debajo del enorme árbol, como siempre. Había sacado el amuleto de Megan. No debería haberla dejado ir, tendría que haberla detenido. Tampoco debería haberle dicho eso a Oliver, pero se lo merecía.
Escuchó pasos y levantó la vista del peluche. Era James
- Hola.
- Hola.
Se sentó a su lado y no dijo nada. Un rato después, señaló el muñeco que tenía entre las manos.
- Es muy bonito.
- Era de Megan. Se lo daré a Diana.
- ¿Por que no te lo quedas tú?
- Ella lo necesita más que yo.
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Stella entró en la sala común de Gryffindor junto con James. Diana estaba sentada en un sofá, agazapada junto a Rose, Emily y otras chicas. Oliver estaba sentado en una esquina. El caos que solía reinar en el lugar había desaparecido por completo, y todo el mundo estaba callado y sombrío.
Emily corrió a abrazarla cuando la vio entrar, y Rose hizo lo mismo cuando se acercó al sofá rojo. La rubia se sentó al lado de la hermana pequeña de su amiga y sacó el peluche del bolsillo. Al principio, Diana sonrió. Luego comenzó a llorar y las dos se abrazaron.
- Ya no está... Se ha ido. No la voy a volver a ver.
- Eso no es verdad...no se ha ido - Stella señaló el sol que entraba por la ventana, los últimos rayos del día - ¿ves? Sigue ahí. Ella era luz, y lo seguirá siendo. Pase lo que pase estará aquí, contigo. Las personas nunca se van del todo.
- ¿De verdad?
- De verdad.
Will, Scorpius y Albus entraron en la sala. Rose se levantó y fue hacia el primero y Albus fue directo hacia donde estaba Diana.
- ¿Que tal estás?- empezó el chico
Ella negó con la cabeza
- Me lo imaginaba. Te he traído unas cerezas.
- Gracias. - Diana elevó las comisuras de los labios en algo parecido a una sonrisa.
James sonrió al ver a su hermano. Hasta en los lugares más oscuros había un poco de luz.
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¡Hola!✓ ESTOY VIVA.
✓ Pero el capítulo es muy corto.
✓ Que se le va a hacer.
Os mando cerezas llenas de amor
♥╣[-_-]╠♥
Marmelada
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No soy una Lunática
Fanfiction"Tus extrañezas siempre fueron bonitas" ⭐🌙⭐ Dicen que los polos opuestos se atraen. También dicen que nada es lo que parece. Por eso mismo, cuando James Sirius Potter, el chico más popular y con la mejor reputación, y Stella Lovegood-Scamander, la...