La Llorona y La Cantante

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Canción ambiente:

Naughty - Matilda Musical staff

La Llorona - Chavela Vargas
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“El adiós duele más cuando la historia no ha terminado pero el libro se cierra de igual forma”

⭐🌙⭐

Stella bajó a los baños del segundo piso. Siempre estaban vacíos, y no le molestaba Myrtle. En cierto modo, ahora ambas se sentían igual.
Acababa de terminar la ceremonia en honor a Megan. Nada especial o bonito, una foto en el estrado y dos palabras de despedida. Tres flores blancas y cuatro velas. Mucho menos de lo que se merecía.

Abrió la puerta, que chirrió. En ese baño siempre hacía mucho más frío que lo normal. Se miró en el espejo y se frotó los ojos.

Le pareció escuchar a alguien hablar, alguien que no era Myrtle. Su mente se fue directa a relacionar esa voz con Megan, pero no era posible. Se lavó la cara y volvió a escuchar palabras sueltas, está vez era Myrtle. De nuevo la otra voz y la de la llorona contestando. Era una conversación. Decidió acercarse a los cubículos. De repente, escuchó la primera voz cantando.

Conocía esa voz, conocía esa canción, conocía a la persona a la que pertenecía. Se apresuró y fue al último cubículo. Se paró ante la puerta y acarició el frío pomo. La canción seguía.

Jack and Jill went up the hill to fetch a pail of water
So they say, their subsequent fall was inevitable
They never stood a chance, they were written that way
Innocent victims of their story

Era la canción del musical de Matilda. La canción de Megan, por la que había ganado el premio de su mesilla de noche. Esperó al comienzo de la siguiente estrofa y se unió en bajo.

Like Romeo and Juliet
Twas written in the stars before they even met
That love and fate and a touch of stupidity
Would rob them of their hope of living happily
The endings are often a little bit gory
I wonder why they didn't just change their story
We're told we have to do what we're told but surely
Sometimes you have to be a little bit naughty

Abrió la puerta con una sonrisa y ahí estaban : Myrtle acompañada de una fantasma de pelo largo, una bonita sonrisa y ojos oscuros.

—¿Stella?

—¡Megan! ¡Por todos los Nargles! ¿Como?- no podía sentirse más alegre de ver a su amiga, aún que fuera en forma de fantasma. Le faltaban las palabras.

—Créeme, yo tampoco lo sé.

—Oh... ¡Nadie lo sabe!—interrumpió Myrtle

La morena sonrió y cogió aire

—Te escuché. Escuché como leías versos de Alicia en el País de las Maravillas y como cantabas las canciones de mis musicales preferidos. Escuché todo lo que me contaste ese día. Y no puedo hacer otra cosa que agradecertelo. Me ayudó a enfrentarme a lo que pasó luego.

—Vaya... Qué pena...—siguió Myrtle— yo recuerdo que...

Stella la miró con ternura. Sabía que no podía abrazarla, pero sus ganas de hacerlo eran irreprimibles.

No soy una LunáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora