Suerte

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Canción ambiente:

Sweet Creature - Harry Styles

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“Cuenta tus estrellas de la suerte”

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James miraba a la nada, con los ojos rojos e hinchados de llorar como un bebé y la sensación de ser el chico más desafortunado del mundo. Analizaba todo lo que había pasado en un día y se daba cuenta de cómo un instante todo puede cambiar.

Si Mcgonagall no hubiera llegado, probablemente James habría muerto.

Si detrás de ese encapuchado no hubiera aparecido un semigigante con suficiente fuerza para inmovilizarlo, hubiera disparado otra bala.

Si Neville no hubiera pisado esa pistola y quitado el cuchillo, alguna de las dos armas se hubiera hundido en el pecho de James como se hundió en el de Stella

Si alguna de esas armas hubiera hecho daño a James, no hubiera llegado a avisar todos en la sala común.

Si no les hubiera avisado, no habrían llorado todos juntos ante una cortina cerrada en la enfermería y una muy mala suerte

Pero si hubiera sido muy mala suerte, la señora Pomfrey no hubiera salido del cubículo de su ayudante con una gran sonrisa.

Por qué si hubiera sido muy mala suerte, Stella habría dejado su colgante en la mesilla de noche.
Cómo Megan

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Stella estaba sentada en la camilla, jugando con lo que antes había sido un precioso colgante.

— Siento mucho lo de tu colgante — señaló James — te puedo regalar otro en tu cumpleaños.

—No veo por qué hay que sentirlo, aparte de darme suerte, paró la bala — lo hizo pendular en el aire — y no necesito otro. Creo que me lo seguiré poniendo igual. Está deforme, pero lo importante es que tiene la esencia. Además, ¡Es un superviviente! Cómo yo.

— Me gustas tú y como miras las cosas.

Esbozó una sonrisa pícara.

— Gracias, Puffskein

— Sabes que lo odio... Stella Marie.

— No, por favor... Yo estoy más débil, no vale. — bromeó

— Perdona, no contaba con eso — Le dió un beso en los labios rápidamente,  sintiéndose tan contento que podría volar sin escoba

Emily miraba, con una sensación de dolor en el pecho. Sabía que si giraba la cabeza Will y Oliver estarían sentados juntos. Suspiró, que su novio fuera gay no era culpa suya, pero sí que no hubiera estado con quien de verdad le gustaba. Les había hecho imposible la vida a las personas que supuestamente quería, y ahora era la apestada del grupo. No creía poder volver a llevarse bien con Will y Oliver. Miró hacia ellos por fin, y al ver la mirada que compartían, tan tierna y sincera, diciéndose tantas cosas que habían tenido que reprimir, no pudo sentir envidia ni resentimiento, sólo felicidad por ellos.

No soy una LunáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora