19/11 (Punto débil)

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Dentro de su habitación, Cartman se movía de un lado al otro como león enjaulado, estaba furioso y con ganas de matar a cabrón de Kenny por hacer semejante barbaridad, sabía que era idiota pero no tanto

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Dentro de su habitación, Cartman se movía de un lado al otro como león enjaulado, estaba furioso y con ganas de matar a cabrón de Kenny por hacer semejante barbaridad, sabía que era idiota pero no tanto.

El estúpido del pobre se había llevado lo único que quedaba de su posesión más preciada, aquella fotografía de lo único que le quedaba de su adorado amigo y confidente el sapo clyde, ¿quería llorar?, claro que lo quería hacer, sin embargo, sabía que eso no cambiaría nada y que solo se vería ridículo derramando lagrimas por una estúpida foto de un muñeco de trapo. La gente nunca lo entendería a él y a sus acciones, porque estaban más enfocados en ver sus maldades que el motivo de cada una de sus decisiones.

Con paso apresurado y decisión en sus ojos Cartman corrió hacia aquella cabaña en la que hace tiempo les dio un adiós a todos sus amigos, aun le dolía ver el lugar, y en cierta forma le parecía irónico el tener que volver ahí para recuperar algo que fue destruido tras esas paredes de madera, ya podridas por el paso del tiempo.

Después de aquel suceso todos trataron de remediar su error, pero el daño ya estaba hecho, aún recuerda como todos lo llenaron de regalos y disculpas con miradas llenas de arrepentimiento, la que más destacaba era la del Kyle.

Les perdono porque en el fondo sabía que era su culpa al darles tantos motivos para desconfiar de él, costo trabajo, pero el grupo logro unido y entre ellos lograron recuperar la confianza perdida, y eso estaba bien para Cartman siempre que no se nombrara lo sucedido aquel día, una regla que todos aprendieron a respetar solo que al jodido el pobre se le había ocurrido pasárselo por el arco del triunfo.

Cuando Cartman abrió la puerta miro todo el desordenado lugar, Kenny se encontraba sentado en el suelo con una sonrisa que no lograba descifrar.

Bien bastardo, ¡dámelo! – exigió enfadado, pero con una mirada dolida al saber que la persona en la que más confiaba fuera la que ahora tanto daño le hacía, Kenny había tomado su más preciado tesoro, su único recuerdo del compañero que lo acompaño en toda su solitaria niñez.

¿Te refieres a esto? – saco la foto, para acto seguido romperla frente a los ojos del gordito que sin perder tiempo se abalanzó contra el rubio que ya se esperaba esa acción - ¡déjalo Cartman! No lo necesitas mas

¡¡Tú!! ¡¡Bastardo!! ¡¿Por qué?! – lloraba desconsoladamente y sin fueras cayó al suelo, Kenny intento abrazarlo, pero fue apartado por el castaño.

¿Por qué Kenny?, de entre todos los bastardos que existen, ¿Por qué tenías que ser tú? – las palabras salieron amargas por sentirse en la misma situación otra vez.

Tenía que hacerlo – respondió con la boca seca – yo no estuve ese día, no estuve contigo, no pude detenerlos. Sé que fue difícil lo que pasaste ese día, y que a pesar de haberlos perdonado sigues sufriendo, puedo ver en tus ojos una mirada triste que aún sigue encerrada en esta cabaña.

Yo no estoy triste – refuto no queriendo reconocer las palabras del rubio, con reproche dijo - y aunque lo estuviera, eso no te da el derecho de romper lo único que tenía para recordar.

No - siguió con voz calmada – lo hice porque esa foto representaba algo que a se fue y jamás volverá. Me duele verte así, debía eliminarla para que lo dejaras entrar a él.

De su parka naranja, saco un regalo mal envuelto que Cartman miro con curiosidad – Ten, es tuyo, siempre lo fue y jamás te dejara.

Cuando abrió el regalo no pudo evitar jadear sorprendido y una sonrisa apareció en su regordete rostro - ¿Cómo?

Ahí, frente a él se encontraba el sapo clyde, tenía nuevas costuras mal hechas, pero resistentes y aunque la visión de aquel maltratado osito no era para nada favorable, para Eric era lo más hermoso que jamás había visto en toda su vida.

Kenny rasco su nuca avergonzado – sabía que lo amabas tanto, por eso volví una semana después y junté los restos. Sé que me tarde mucho y quizás se vea como un jodido muñeco diabólico, pero yo. yo

Antes de que siguiera balbuceando cosas sin sentido fue abrazado de la manera más cariñosa – Gracias – aquellas palabras sonaron tan sinceras que el rubio no pudo evitar sonrojarse y escucharlas dirigidas a él , junto a esa hermosa sonrisa hicieron latir su corazón, ese día entendió que su mayor punto débil seria esa sonrisa y haría lo que fuera para que perdurara, desde reparar peluches destrozados hasta ir a lo más profundo del infierno.

Antes de que siguiera balbuceando cosas sin sentido fue abrazado de la manera más cariñosa – Gracias – aquellas palabras sonaron tan sinceras que el rubio no pudo evitar sonrojarse y escucharlas dirigidas a él , junto a esa hermosa sonrisa hiciero...

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Soy racista y tu pobre (kenman week)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora