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Un solitario gato caminaba por las frías calles de south park, aquello era una rutina que desde hace varios días había adquirido por ciertos motivos algo inusuales, el rechoncho minino sabía muy bien que Kenny McCormick (un joven que había tenido ...

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Un solitario gato caminaba por las frías calles de south park, aquello era una rutina que desde hace varios días había adquirido por ciertos motivos algo inusuales, el rechoncho minino sabía muy bien que Kenny McCormick (un joven que había tenido la desdicha y la fortuna de conocer) regresaba de su trabajo a la misma hora por el mimo camino, así que como era costumbre en él se recostaba en la misma pared viendo al rubio pasar. 

El gato debía admitir que sus acciones eran una locura poco coherente de si, él era un gato de los suburbios acostumbrado a vivir en lujos, pero contra todo pronóstico se encontraba visitando uno de los barrios más pobres de aquella ciudad.

El adolescente no tardó en aparecer, frotaba sus manos en un intento por conseguir un poco de calor que sus rotos guantes y su desgastada chamarra no podían proporcionarle, el frió era bastante fuerte propio de aquellas fechas invernales que apenas iniciaban, esta demás decir que aquel mes de diciembre siempre era el más difícil de todo el año.

El gato ignoro intencionalmente el frió del joven y sin más ceremonias camino en sus cuatro patas por el muro persiguiendo silenciosamente aquella cabellera tan brillante como el sol, en cierto punto del recorrido una curiosa pregunta llego a su cabeza, ¿Por qué lo seguía? Siempre se preguntaba lo mismo y nunca conseguía una repuesta que lograra justificar sus acciones, solo era un chico común y corriente que apenas podía hacerse cargo de sí mismo, uno más de aquellos humanos que tenía la desgracia de conocer, aun así el rubio tenía algo que lo atrapaba y lo hacía querer observarlo cada día sin falta.

Kenny se sintió observado y al voltear, sus ojos encontraron a un gato persa de suave y esponjoso pelaje con una figura rechoncha, un gato casero de una familia bien acomodada pensó al instante, pues era poco común ver gatos así de regordetes por esos lares.

Unas inmensas ganas de acariciarlo inundaron al rubio e inevitablemente sonrió al misterioso minino tratando de transmitir confianza, el gato se acercó lentamente dejándose acariciar por el adolescente – parece que estas algo lejos de casa.

Miau – respondió el gato en un refunfuño ante las estúpidas palabras del rubio a ojos del gato.

Ok, mi error, no debí decir algo tan obvio – soltó una risa divertido por la situación, esa sonrisa provoco algo agradable dentro del solitario gato – será mejor que vuelvas a casa, está anocheciendo y puede ser peligroso para ti.

Sin más Kenny se marchó sin ser consiente del gato que ignoro sus palabras y comenzaba a seguirlo hasta su casa, al verla fue inevitable para el minino hacer una mueca de desagrado por el deplorable (a su parecer) aspecto de la casa, la fachada se encontraba en mal estado y varios grafitis que aseguraba no eran una decoración hecha por los dueños adornaban las paredes.

En un movimiento rápido subió al único árbol que se encontraba en el lugar y camino sobre una de las ramas que apuntaba directo a la ventana de uno de los cuartos, estaba listo para inspeccionar un poco el lugar, pero unos pequeños brazos lo abrazaron por sorpresa causando que se asustara y escuchar un grito de alegría casi lo deja sordo.

¡MIAU! – maulló enojado, el cual no fue notado por la niña que lo tenía prisionero en sus brazos.

Qué lindo gatito – dijo emocionada - ¿Cómo te llamas pequeño?

Sabiendo que no recibiría una respuesta, reviso la placa que tenía y leyó el nombre - ¿Eric Cartman? Curioso nombre para un gato.

Eric no tuvo de otra y dejo a la niña hacer lo que quisiera, ella empezó a acariciarlo provocando un ronroneo de gusto en Eric, pues no siempre tenía la oportunidad de recibir mimos como aquellos ya que Liane su dueña siempre estaba fuera por motivos de trabajo.

Las caricias se detuvieron, así que curioso Eric abrió sus ojos azules y miro o mejor dicho quien provoco aquella acción en la niña, ahí frente a él estaba un sorprendido Kenny – Hey Karen, ¿Quién es tu amigo?

¡Oh! Es Eric – levanto al gato para mostrarlo a su hermano – lo encontré ¿no te parece lindo?

Si, muy lindo – dijo divertido Kenny

Kenny, ¿Eric puede quedarse? – pregunto inocentemente la niña, sin conocer verdaderamente las implicaciones de aquella pregunta y poniendo a su hermano en una difícil situación.

Bueno... creo que... - balbuceaba el rubio sin saber que decir, él nunca le decía que no a los escasos caprichos de su hermana, pero aceptar aquella petición podría representar un gran problema, era obvio que el regordete gato tenía un hogar bastaba con solo echarle una mirada y él no se sentía con la valentía de quitarle la mascota a alguna familia.

¿Qué tal si le damos algo de comer primero? – Decidió desviar el tema y con un toque de burla agrego - Estoy seguro de que Eric se está muriendo de hambre.

¡Sí! – la niña salió apresurada de la habitación creyendo en las palabras de su hermano.

¿Debería asustarme el que me sigas a casa?

¡Miau!

Eso no responde mi pregunta – acuso Kenny, se acercó y cargo al gato pensando que hacer – estamos en problemas Eric, ¿qué le diré a Karen? Dudo que puedas quedarte

Eric lo miro fijamente, la sonrisa estúpida que lo había atraído a esa casa estaba marcada en su rostro, había una pequeña posibilidad de que aceptara quedarse en aquel lugar, pero el recuerdo de una mujer adulta y solitaria lo hizo desistir no podía quedarse y no lo haría.

Con un manotazo logro liberarse de los brazos del rubio y se dirigió a la ventana, el rubio corrió a su lado notando las intenciones del minino – ve tranquilo, le diré a Karen que tenías un asunto que aten... - se detuvo a media frase, Eric había acercado su húmeda nariz contra la de Kenny dejando al mencionado en sock por la sorpresa.

El gato se fue sin mirar en ningún momento atrás, quizás en algún momento volvería a esa casa a visitar otra vez al humano, por el momento debía volver a su hogar antes de que notaran su ausencia y salieran a buscarlo.


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Soy racista y tu pobre (kenman week)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora