Indigo siempre fue la princesa consentida de papa, pero lo que no sabe es que su padre le estuvo guardando un gran secreto con el que hasta ahora a podido vivir, en una casa, en una habitación secreta y muchos ruidos de por medio.
A sus 20 años se...
La sigo a toda prisa, el taconeo de sus zapatos va acelerando cada vez más y más intento esquivar a toda la gente que viene de frente, es algo extraño, todos saben mi nombre, hasta que al fin consigo ponerme a su mismo nivel, es rubia con gafas, los labios se los pintó de color rojo pasión, su falda es ceñida y su camisa ajustada me hacen entender que quiere tener una historia de amor, que ame, sueñe, crea y sonría.
Por fin, hago que las palabras de mi boca salgan a trompicones:
-.Y mi primo Nicolás?
La mujer responde, a pesar de vestir colores grises, parece una mujer segura de sí misma y con voz firme.
-.Señorita Martínez su primo, está en una firma de discos y después tiene una entrevista en la tele.
¿Firma de Discos? mi respiración se acelera a cada paso que doy, ahora estoy más confundida mientras recorro los pasillos de este lugar, en los que algunos tienen puertas y otros ni me atrevo a responder:
-.Disculpe, ¿qué está pasando?
La señorita, se gira hacía mí y con esos estanques azules que tiene como ojos me mira:
-.Tiene una cita con el señor Edward ¿recuerda?
Espera, ¿el señor Edward? el mismo dueño de una de las discográficas más importantes de toda Argentina, antes de que mis pensamientos confirmen la respuesta nos paramos delante de una gran puerta, la señorita que bailaba sus tacones abre la puerta educadamente
-.Señor Edward, ya está aquí la señorita Índigo Ramírez
Cruzo el marco de la puerta, el hombre con traje de negro está sentado en su enorme escritorio, no lo conozco de nada, es de unos treinta y pocos, me impone demasiado, pero algo en mi hace que note que mis emociones se ajustan al nivel de intensidad que merece la situación, ¿Qué? ¿Emociones controladas? ¿Qué está pasando?
Suena el despertador, alargo el brazo y lo apago, me aseo y bajo a desayunar, después de dos semanas de clase, llego tarde, Nico ya se fue, acabo de darme cuenta de la hora, bajo las escaleras, cojo una manzana, le doy un beso en la mejilla a papa, y me despido de la señora de pelo anaranjado que hay desayunando al lado de papa. Me paro en seco, me doy la vuelta y allí están los dos mirándome, la dulce sonrisa de papa, me dice que es la chica con la que tuvo una cita hace unos días.
Entonces dirijo mi mirada hacía la chica de pelo naranja, su mirada y seriedad me dice que no me esperaba y me da la sensación de que no le caigo bien, pero mis ojos ven como se levanta, se acerca a mí, me abraza y me da dos besos al aire cual pija malvada, pues creo que acaba de notar que ella tampoco es santo de mi devoción
-.Me llamo Hannah y nos vamos a llevar muy bien
Eso no te lo crees ni tú pienso, nadie podrá sustituir a mama.
Cuando llego a clase allí está, la persona que quiso besarme y la persona que lo consiguió, el hombre que me hechiza con su sonrisa, el hombre que a pesar de ser más mayor que yo, me posee con cada beso que me da, pero más electrizante aún es saber que de ese hombre depende mi futuro académico
-.Hola mi reina, ¿conoces ya a la novia de tu padre?
Por la suave y gruesa voz sé que es Nicolás, pero yo sigo allí plantada ante semejante dios, ¿Pero que estoy diciendo? es mi profesor, el silencio se ha instalado entre Nico y yo atravesó de la ventada de secretaria sus miradas se cruzan, las de Nico y Joan, sus expresiones son serias, sin vida, sin ningún tipo de conexión especial ante los ojos de la gente, pero, tampoco es difícil deducir por qué.
Sigo en clase, estamos apuntando cosas, le digo al profesor que repita y cada vez que lo hago, mis compañeros me imitan en tono burlón, estoy desesperada, mi respiración es acelerada ante la atenta mirada de Nico, puedo sentir, como la tristeza me invade por dentro, siempre llevo algo de comer en mi maleta de clases, sin más no dudo ni un solo segundo en comérmelo, la comida, pues es lo único que me quita la tristeza de todo esto, espero que el profesor no me pille.
-.Ey
Llegaba la media hora de descanso. Es Iván
-.Estas bien?
Estoy empezando a conocerle y el a mi también y en mi cara puede notar la cara de tristeza, que me invade, me rompe por dentro, por mucho que intento, quiero quitármela de encima, pero no puedo, todo esto es mucho más fuerte que yo, no puedo manejar a mi mente y eso me preocupa, igual, noté que lo único que me puede aliviar esta tristeza es la comida.
Repentinamente, noto como Iván viene hacía a mí, me rodea con los brazos y los dos acabamos sumergidos en uno de esos abrazos que reinician el día a cualquiera, a pesar de estar triste su abrazo hizo que me sintiese un poco mejor.
Cuando se despega con su adorable sonrisa me informa:
-.Dile a tu primo Nicolás que venga y desayunamos juntos
Su cálida sonrisa hizo que yo hablase
-.Si, pero Iván, me abrazaste en medio del campus
Tenía esa pequeña duda existencial
-Índigo, no tengo edad para andarme con tonterías, la gente que nos quiera tiene que aceptarnos tal y como somos.
La velada transcurre, con total libertad, Nico cruzo la calle y junto a él, Abel, ahora ya se entiende todo el poder que ocultaban las miradas de Joan y mi primo. Por la actitud que Nicolás tiene ante nosotros sé que esta triste, creo que también le han roto el corazón y sin duda creo saber quién es, está sentado a su lado Abel, entiendo por qué ¿qué paso?
