(Por William Ponce)
Estoy preparándome para mi cita con Emily, esa chica va a caer rendida a mis pies, pero una vez más me vuelvo a acordar de ella, Indigo, desde que la vi supe que ella y yo estamos destinados a estar juntos, siento la impetuosa necesidad de protegerla, si le pasase algo me muero, pero tengo que ocultar todo lo que siento por ella, por temor a lo que puedan pensar mis compañeros de la universidad, que la acosan en repetidas ocasiones.
Ojala tuviese el valor necesario para poder protegerla de todo lo que le pasa, me gusta, me gusta demasiado esa chica, pero no como Emily, por Indigo estaría dispuesto a cambiarlo todo en mi, acabo de recibir el mensaje de Emily, que ya esta lista y yo estoy saliendo de casa. Por suerte mis padres están de viaje así que tengo la casa para mi solo toda la noche, no me olvido de revisar la caja de preservativos y aún me quedan cuatro, me dirijo a la sección de libros que hay en el centro comercial, esto sin duda, me recuerda a que a Indigo le gusta muchísimo la literatura romántica.
Me encanta cuando Indigo se mueve el pelo con un solo dedo, espera ¿Porque estoy pensando en ella si estoy con Emily? pero justo en ese momento, la chica que tengo delante dice algo despectivo con respecto a Indigo y de repente me encuentro triste, muy triste. Con orgullo me encantaría dejar plantada a Emily para irme con Indigo, pero entonces...¿Que pensarían mis compañeros de mi? Después de la cena con Emily llegamos a mi casa besandonos frenéticamente, dicen que cuando no podemos utilizar dos de nuestros sentidos, los demás se ven mas desarrollados, conseguimos llegar a mi habitación con los labios aún pegados, nos tumbamos en la cama y ella se quita la parte de arriba.
Su sujetador de seda, marca considerablemente sus pechos y pronto puedo notar como se mueve en mi, tras una noche de frenética pasión en la que el romanticismo no está muy por la labor, me despierto y sonrío al ver que Indigo está a mi lado, no puedo evitarlo, estoy perdidamente enamorado de ella.
Voy a quitarle el pelo de la cara con suavidad, pero entonces, caigo en la cuenta de que es Emily, me incorporo y me siento al borde de la cama con los pies en la moqueta del suelo, cuando ella habla, en mi interior se dibuja una rabia infinita e incontrolable, me levanto, cojo la cartera y le digo:
-Vete a tu casa en taxi
Ella pues está sorprendida, no me hace falta mirarla para saberlo.
-¿y mi desayuno?
Dice triste, lo siento por ella, pero no es Indigo.
-.No tengo tiempo
y directo me meto en la ducha, cuando salgo, me lio la toalla a la cintura, y miro por la ventana del salón, con un dedo, corro la cortina del salón y veo como Emily se aleja de mi casa, en ese momento mi móvil baila sobre la mesita de cristal en la que se encuentra. Es Victoria:
-.Ven a casa de Indigo, ya
Preocupado me dirijo hacía su casa y los pensamientos pesan en mi cabeza cada diecisiete segundos y todos ellos son malos, si lo que está pasando es tan urgente nadie va a abrirme la puerta principal, así que entrare por la de servicio:
-.Señor William, no creo que sea el mejor momento.
Su sirvienta, Marta, quiere impedirme el paso, pero no lo consigue, la aparto y logro cruzar el umbral de la puerta:
-.Ella está en peligro.
Y sin más llego al salón, ella me mira, pero no se inmuta, está más pendiente de discutir con su padre que de mi.
Sale por la puerta principal y todos nos quedamos desconcertados por la gran revelación de Indigo, tiene una hermana secreta y una abuela que durante veinte años a estado viviendo aquí sin que nadie supiese de su existencia. Me vuelve a vibrar el movil, es un mensaje de Indigo, en el que linea tras linea no deja la menor duda, junto con su padre y su primo Nicolas, el cual me enorgullece que sea mi amigo, así como el haber formado parte de la vida de Indigo, llegamos a un parque cercano a la casa:
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Indigo: Respirar
FanfictionIndigo siempre fue la princesa consentida de papa, pero lo que no sabe es que su padre le estuvo guardando un gran secreto con el que hasta ahora a podido vivir, en una casa, en una habitación secreta y muchos ruidos de por medio. A sus 20 años se...