Capitulo 33

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(Por Nicolas Ramirez)

Despierto, miro hacía los lados, todo parece indicar que estoy en el hospital, antes de que pueda preguntar que esta pasando, mama se dirige corriendo a la puerta en busca de ayuda para que venga un medico.

No pasan ni tres minutos y el mismo aparece, empieza a desmontarme todos los artefactos que tengo hasta que llega a la vía, me mareo y me agarro a los brazos de una persona que está a mi izquierda, pero antes de levantar la cabeza ya se quien es, el perfume del chico me a leido la mente.

–.Ya mi consentido bello, vas a estar bien.

Solo alguien como Carlos puede llamarme así, es el unico al que se lo permito.

Me abrazo a él y por un momento pienso que me voy a morir, la profundidad de su voz hace que mi respiración se controle y poco a poco me vaya estabilizando, ante la atenta sonrisa de mi madre que nos mira cual loca embobada, la bella escena de dos personas que se procesan un amor muy profundo.

Se abre la puerta y un hombre trajeado aperece por ella, me da un beso y me dirije una de sus calidas sonrisas.

–.¿Como estas campeón?

Me alegra saber que me tio a vuelto.

–.Bien

Consigo responder con un hilo de voz, acto seguido se me pasa por la cabeza mi prima Indigo y el corazon me empieza a latir a mil por hora.

–.¿Como esta Indigo?

Su sonrisa se hace aún más grande.

–.Tranquilo, ella esta bien.

En ese momento alza la cabeza hacia mi madre:

–.¿Que a dicho el medico cielo?

El apelativo cariñoso de mi tio hace que mire ahora a Carlos, le dibujo una sonrisa y me la devuelve.

–.¿Que esta pasando?

Los dos me miran con cara de haber visto un fantasma y se separan.

Me da la sensación de que mama y mi tio nos ocultan algo, en ese momento por la puerta aparece alguien que no quiero ver, alguien que me hico un daño terrible y me separo de Carlos, puedo ver como mama le dibuja una mirada inquisitiva.

Todos salen de la habitación y cuando Carlos se dispone a hacerlo le cogo de la mano, no quiero que se vaya, ahora es Abel al que se le dibuja una sonrisa maliciosa, pero esta vez no voy a dejar que nos separe:

–.Largate de aqui

Abel odia profundamente a Carlos

–.No pienso hacerlo.

El sentimiento de Carlos a Abel es mutuo.

Abel me mira, me coge la mano y entre dientes dice:

–.Si no se va, ya sabes lo que te espera.

Esta vez, me siento con mas poder que nunca y ante la atenta mirada de Carlos consigo decir:

–.No, ya no hay nada que puedas hacer, Abel.

Indigo: RespirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora