Capítulo nueve.

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Agosto 24, 2006.

—Son tan geniales. Es como tener a alguien para divertirte sin pasar por toda la parte cursi. —Dice Ema levantándose y buscando un esmalte de uñas rojo en uno de los cajones.

No tengo que decirle donde esta porque ambas conocen mi habitación de pies a cabeza. Siempre he preferido la habitación de mi casa en Doncaster que la del Campus. Justo ahora estamos en las vacaciones luego de terminar el semestre, por fin descanso.

Shelly se quedará conmigo hasta que empecemos de nuevo la universidad ya que hace un par de semanas hizo una campaña para una línea de ropa interior y sus padres expresaron su descontento sobre eso. Se molestaron tanto que decidieron dejar de enviarle dinero para lo que ellos llamaban "Un trabajo no honrado". Shelly tuvo su momento de depresión pero la ayudamos a salir de él. No le importó que dejaran de enviarle dinero pues ahora gana más que lo que le enviaban. Le dolió fue el hecho de que sus padres no se sintieran orgullosos por estar cumpliendo su sueño. No es como si hubiese modelado lencería, era ropa interior común y corriente pero ellos no lo vieron así.

Sin embargo aun tiene el apoyo de su hermano mayor quien le aseguró que a sus padres se les pasaría y que él podía ayudarla financieramente. Ella rechazo la idea pero el insistió y tuvo que aceptarlo.

Estamos en una especie de noche de chicas y Ema por supuesto sacó el tema de la extraña relación que tengo con Louis.

Desde aquel día en el club nuestra relación cambio drásticamente. No somos algo, eso lo sé y sé que el también está conciente. Simplemente nos besábamos y tonteábamos. Nos hemos acostado unas dos veces pero no hay amor de por medio. Es divertido y me gusta, y es algo que no nos hace daño de ninguna forma.

—Yo opino que son una maldita bomba a punto de explotar —ruedo los ojos cuando Shelly muestra su descontento. De nuevo.

Ella no está de acuerdo con lo que hacemos, sin embargo no es molesta... la mayoría de las veces.

—No pasará nada. El sabe que no hay nada, yo sé que no hay nada y eso está bien —es lo único que digo mientras pinto mis uñas de un rosa pastel.

—Eso espero —susurra Shelly. Levanta el rostro y le sonríe picara a Ema —Ahora tú cuenta pequeña serpiente ¿Qué ha ocurrido entre Mateo y tú?

Ella se sonroja tanto que si le pusiera un tomate al lado estoy segura que igualaría el color.

Hace un par de semanas tuvo su primera cita con el chico amigo de Shelly que conoció en el club el día de mi cumpleaños, quien resulta se llama Mateo, no Matias. Supongo que la borrachera de ese dia nublo un poco mi sentido auditivo.

Nos contó que fue un poco torpe en ella pero Mateo fue lo suficientemente genial para hacerla sentir bien.

—Siento que estoy en las nubes —da una sonrisa tonta y no puedo estar más feliz por ella.

—Pues qué bien. Ya le advertí al idiota que si te rompía el corazón le iba a cortar las pelotas y luego iba a hacer que se las tragara —Ema y yo hacemos un sonido de asco.

—Eso es asqueroso Shelly. Pero por ahora todo va bien. Quiere hacerme una sesión de fotos. Dije que lo pensaría, saben que odio mi cuerpo y que él lo enfoque con el lente de su cámara hace que quiera vomitar —se estremece.

—No seas tonta Ema. Eres hermosa y eso Mateo lo sabe —le digo para calmarla.

—Es que él fotografía a esas hermosas modelos, como tú Shelly y no puedo evitar compararme con ellas. No serian sus mejores fotos —ríe sarcástica y la miramos mal.

Canciones Olvidadas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora