Historia de buenas noches

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Suficiente.
Ya ha sido suficiente, en serio os lo digo.
Demasiado miedo, demasiado amor sin utilizar.
Ninguno de los dos se atreven a admitir que se han equivocado.
Y se han equivocado demasiadas veces ya.
Sobretodo ella, lo admito.
Hay que poner todas las cartas sobre la mesa y dejar de jugar a ellas,
Y también porque él,
Lleva siempre un as en la manga.
Pero joder,
Ella es la que quiere más.
No, no se trata de si es dramática o no;
Se trata de que le quiere más cuando se quieren,
De que le odia más cuando se odian.
Que ella derrama más versos cuando se sangran.
Pero eso lo superó ya hace tiempo porque él es más coherente y ella está algo cuerda.
Si les pudierais ver,
Os juro que si les vierais, diriais que lo que sobran ahí es ganas de quererse pero sobretodo dudas.
Miedo de romper algo que es de por sí bonito,
De sobrepasar el drama y dolerse menos.
Demasiado.
Para él y para ella.
Y solo les quedan dos opciones:
O alzan una bandera blanca
O aprietan ya el botón y hace que esto explote.
Lo que no puede ser es que ella siga en el campo de batalla escondiéndose tras su armadura sin siquiera saber si él está ahí,
Tanto si es para dispararla como si es para protegerla.
Necesita-salir-ya.
Y yo estoy segura de que los dos se quieren,
Sin hablar de amar,
Hablo de preocupación y importancia,
Pero a veces el tiempo hiere más de lo que cura.
Y se despiden con una fecha en el calendario,
Como quien busca una esperanza en un lecho de paja.
Los dos son conscientes de que tienen los días contados.
Y se prometen con la mirada,
Y se buscan entre la gente sabiendo que no van a estar ahí.
Y se lloran pero siempre a escondidas y en silencio.
Y caminan, cada uno por su lado y siempre en una dirección distinta,
Pero con una mano en el corazón y en la otra una navaja para abrirse las heridas que ya se cicatrizaron hace tiempo.
"Te echo de menos", se gritan,
Pero sin hacer ningún ruido,
Y ninguno se escucha.
Apuesto a que se van a volver a ver,
Entre un montón de gente que no les conoce,
Que no saben lo que ocultan,
Demasiados besos robados,
Demasiados amaneceres con caricias en la mano,
Demasiadas películas no vistas y muchas inventadas.
Y es que me encanta contar su historia,
No os imagináis que dulzura en tan poco tiempo.
Que larga ha sido la espera y que corta se hizo cada noche.
Aún les puedo ver pasándome por delante de la playa cogidos de la mano,
Sin preocuparse de como sigue,
Ni de cuanto queda,
Ni de lo que va a doler la segunda despedida.
Aún la veo a ella a las ocho de la mañana, mirando al cielo con él contando las horas que quedan para irse.
Con una lágrima por la mejilla que parece haber durado más que esas noches.
Y aún le veo a él a las tres y algo de la madrugada, mirándola a ella con una copa en la mano contando los minutos que quedan para besarla.
Los dos llevaban muchas horas sin dormir, ni pizca de sueño y muchos sueños.
Le veo a él en la arena muriéndose de frío y a ella en el agua muriéndose por el.
Se volverán a ver,
Muchas veces lo dudo pero se estarían pasando de tontos si no lo hicieran.
Y sabe él, que si ella llega, por mucho que no pase el amor, durará por siempre y a escondidas.
Y sabe ella, que si lo cumple, jamás podrá desprenderse.
Quién sabe,
Solo ellos saben qué punto ponen en su historia.
Un punto seguido,
O un punto final.

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