En guerra de ausencia

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¿En qué momento fue declarada esta absurda guerra?
¿Quién disparó a quién tan profundo y cómo pudo atreverse el tiempo a no detenerse ante tal masacre?
Me clavas tus palabras.
Me destrozas y me amansas.
Y yo cargo mi fusíl y disparo versos
directos a tu yugular desnuda.
Debí haberte robado la espalda cuando me la diste por primera vez.
Debí haber conservado la factura de todas tus caricias para poderlas devolver.
Te sigues yendo,
Y temo que esta vez no haya vuelta atrás.
¿Cómo memorizar un nombre que nunca me atreví a escribir?
¿Cómo cicatrizar, si la herida ya no sangra y el alcohol no desinfecta?
Te sigues yendo y no paras,
Cada vez estás más lejos cuando pensaba que más lejos no podías estar.
Cuánto amor sin utilizar,
Qué pena,
Qué lástima.
Cuántos besos y caricias y piel de gallina sin probar.
Yo te cedo mis lunares, tú procura no perderlos.
Cédeme tú a mi tus ojos, o al menos esa forma que tienen de mirarme a veces,
Cuando tu hablas
Y yo te miro los labios
Y sabes que me muero por escucharte pero no puedo porque tus labios me pueden.
Anoche soñé contigo y soñé con el siguiente capítulo de nuestra historia,
El que ni tú ni yo nos atrevimos a leer por miedo a que fuera el último,
El que decidimos marcar doblando la esquina superior derecha de la página,
Con la esperanza de que quizás, algún día, quisiésemos volver a leernos.
Entonces comprendí, que nos habíamos convertido en dos trozos de cristal frágiles temiendo el golpe definitivo que consiguiera lo que tan imposible parecía.
Rompernos en mil pedazos sin posibilidad de reconstrucción.
Te dije que por ti hubiese podido mover continentes,
Hubiese podido secar océanos si nuestro barco fuese a la deriva pero
No puedo salvarte si ni siquiera tú sabes si merece la pena subirte al bote salvavidas.
Ponte al menos un chaleco,
Deja al menos un resquicio de esperanza que mantenga a las cenizas encendidas de lo que un día fue fuego..
Y engañémonos pensando que llegado el momento, seremos capaces de avivar la chispa del fuego de todo lo que hoy estamos incendiando.
Porque el no tenerte cerca me hace soñar contigo y sé que esta noche es la última que soñaré abrazada a tu chaqueta,
Y lo último que aún quiero es colgarla en el rincón de los recuerdos, pues de ahí no me permito hacer ningún rescate.
Y porque hoy,
Daría lo que fuera por darte el valor suficiente como para poder hacerte querer seguir queriendo escribir conmigo.
Anoche soñé contigo,
Tienes que saberlo.
Y en algún momento de ese sueño, eras tú quien encontraba las fuerzas para decirme que todo irá bien, para sonreirme como el primer día,
Para acariciarnos durante horas hasta que yo sacara las fuerzas para besarte.
Pero supongo, que todo sigue siendo parte de un sueño,
Y el despertador también tiene su papel en esta obra.
Y cuando suene, no serán tuyos los buenos días que tenga en el móvil, ni serán mías tus buenas noches,
O al menos
Eso debería empezar a asimilar.

Versos -para el- co(n)razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora