Déjame quererte o déjame ir

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Déjame pedirte un favor:
Que si me vuelves a hacer daño,
La próxima vez me dejes la marca en el cuerpo
Y no en el corazón,
Porque debo admitir que últimamente le veo algo débil y me atrevería a decir que hasta moribundo.
Y aún sabiendo que ya era frágil,
Y que de por sí ya estaba un poco roto,
Yo, tan impulsiva
Te lo lancé pensando que tú esta vez serias capaz de atraparlo.
Necesito escucharte una vez más,
Escuchar que todo es producto de mi imaginación, siempre tan llena de dramas y dudas.
Necesito saber que no lo hemos jodido y que te voy a escuchar una vez más.
Dame una señal y yo me quedaré quieta contando los días que me quedan para volver a desinfectar las heridas que se han abierto dentro de mi pecho.
Cántame despacio que te quedas,
Cántame que me buscas y prometo alcanzar tu piel,
Pecado de terciopelo que sueño con poseer. Lo único capaz de trastocar el mobiliario de mi cuerpo,
Cada nota de mi inexistente entonación.
Yo te escucharé en silencio,
A salvo, bajo unos cascos blancos en mitad de cualquier parte.
Muy quieta, sin llamar demasiado la atención, buscando sólo encontrar la tuya.
Captando hasta el más ínfimo de los detalles de tu voz.
Nunca oída.
Porque sé que cualquiera podría enamorarse de una canción, pero yo me he enamorado de lo que no cantas.
Del principio y del final de cada historia, de cada sorbo de agua que bebes después de un estribillo agudo.
Alguien debería inventar un sentido más para poder contemplarte, de arriba abajo, de lado a lado.
Todos y cada uno de los lunares de tu espalda. Préstamelos, los uniré cuidadosamente hasta dibujar nuestra propia constelación.
La llamaremos Puntos Suspensivos, acercando a Zero la velocidad de cualquier planeta.
Porque cuando tus manos acarician la guitarra,
Una parte de mi, en un momento de debilidad, Sueña que soy yo una de tus cuerdas.
Quizás la que menos utilizas, la que menos rozas, la menos importante..
Y sin embargo, tan necesaria como cualquier otra.
Déjame quererte a medias,
Odiarte un poco.
Que a mí me encanta tu sonrisa pero no me vuelve loca.
Y oye, así es perfecto.
Tú y yo no necesitamos coartada,
Bien sabes que mi corazón pierde sangre con cada latido y bien sabes que no es por ti. También yo sé en quién piensan tus labios,
O al menos sé que no es en mí.
Y qué más podemos pedir si somos cicatrices sin puntos de sutura.
Déjame tranquila,
Hazme saber que voy a querer una vez más.
Y déjame entonces, si eso ocurre,
Déjame quererte bien.

Versos -para el- co(n)razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora