Versos -para el- co(n)razón

Me entiendo menos yo

Tengo una baraja de cartas marcadas con la única que decidí no echar en el buzón por faltas de ortografía.
Y hablando de buzones, al mio últimamente solo llega propaganda y me parece la excusa perfecta para cometer un atentado contra los carteros:
La próxima vez que se te ocurra colar un papel bajo mi puerta, que sea para fumar, por favor.
No te voy a mandar la factura de todo lo que me haces fumar.- Gritaron sus pulmunes a mi corazón.
A fin de cuentas estás en números rojos y a ti el único color que te sienta bien es el azul. Reconócelo, el cielo estaría acojonado de ser consciente de su propia altura.
Imagínate la hostia.
La que me he llevado hoy, más fuerte un cuídate a que te den y suena igual.
Fuerza la que tenia el viento hoy,
¿Habrá pasado por ti?
¿Por qué a mi me la quitas?
El Retiro hace estragos en mi garganta cuando quiero gritar tu nombre y se atraganta mi voz.
Cuánto abarcas para tan poco puerto.
Estudiar me pone cariñosa y la única compañía que ha querido estar conmigo esta mañana ha sido Orange.
Menudos cabrones esos también.
Yo les he dado conversación y resulta que la única oferta de la que carecen es la de dar compañía, precisamente.
Siempre me quedará un porro de premio.
A veces me gustaría serlo,
Si me consumo y abrazo el tabaco cuando más pretendes doler no me difefencio.
Otras veces, simplemente, me gustaría ser cualquier otra persona para leer cosas como ésta e imaginar la vida de quien hay detrás del teclado después de descubrir que llevas cuatro párrafos y medio leyendo y aún no le has encontrado sentido a este texto.  
Aún sigo pensando el premio para quien acierte y lo cierto es que perder supone ganar la partida.
Hoy la comida me ha dejado anímicamente metáfora y no hay quien me entienda, empezando por mí.