Capítulo 45: Relación

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Erick se fue después de horas que me ayudaba a limpiar.

Jordán me había mandado un mensaje diciendo que en 30 minutos iba a pasar por mí para llevarme a cenar.

Después de bañarme me vestí sensillamente, jean negro roto en una rodilla, se rompió culpa de Evan, íbamos caminando y me empujó, cuando caí se me rompió. Remera de tiras negra, campera bordo y mis converse

Estaba por salir de mí habitación cuando vi a Seth fumando sentado en la orilla de su techo. Decidí hablarle y sacarme la duda de por qué ya no me quiere.

Salí de mí habitación y crucé por el árbol que habíamos plantado hace dos años hasta que estuve en frente de Seth. El me miró fríamente y exhaló el humo de su cigarrillo

-¿Qué haces aquí Smith?- preguntó frío y me senté en la rama para mirarlo mejor

-Quiero hablar contigo- respondí e hice una mueca

-No hay nada de que hablar...

-¡Claro que sí!- exclamé interrumpiéndolo-¿Qué te sucede Seth? ¿Por qué me ignoras y me tratas de manera fría?

-Las cosas han cambiado Max- fue lo que dijo y escuchamos una bocina, miramos al mismo tiempo y vimos a Jordán afuera de mí casa bajando de su moto

-¿Por qué han cambiado?- le pregunté parándome y él apagó su cigarrillo y me miró frío y algo triste

-Tuve que sentarme aquí a ver cómo te enamorabas más de él, mientras yo me enamoraba de tí- confesó y me sorprendí- Ahora dime tú si no hubieras cambiado después de eso- fue lo último que dijo antes de levantarse y entrar a su casa.

Suspiré y caminé hasta dentro de casa. Bajé las escaleras sin ánimos y salí de casa cerrando con llave.

-Hola princesa- dijo Jordán y caminé arrastrando mis pies hasta él, suspiré y dejé caer mí cabeza en su pecho con frustración-¿Qué sucede?

-Seth me contó algo- dije y me aleje de él para mirarlo

-¿Algo malo?

-Un poco- rasque mí nuca

-¿Quieres decirme?

-Más tarde, tal vez- me sonrió débilmente antes de abrazarme y acariciar mí cabello

-Lamento no haber venido antes- susurro y me aferre más a él- Me hubiera gustado pasarlo contigo. Es serio lo siento

-No te preocupes- dije y aleje mí cara de su pecho para mirarlo- Debo agradecerte, nos ahorrarte un incómodo momento de preguntas de Aiden y mí abuelo.- me sonrió y me dio un pequeño beso.

-Feliz cumpleaños Max- dijo y volvió a besarme.

Jordán me llevo a comer a a la playa, mis problemas de alimentación habían mejorado, aún tenía recaídas y seguí corriendo peligro pasa vez que me saltaba una comida.

18 años, 45 kilos, había días en los que estaba deprimida por Jordán, después de discutir, no comía casi nada, y lo poco que ingería terminaba en el desagüe, pero yo no quería hacerlo, simplemente las ganas de vomitar me invadían y no podía controlarlo.

-¿Vas a comer?- me preguntó señalando mí plata casi intacto

-No tengo hambre- susurré dejando el tenedor a un lado de mí plata

-No dejes que lo que te allá dicho Seth te afecte Max, eres fuerte, puedes con ese espagueti- me animo Jordán y lo mire, me sonreía- Confío en ti, saldrás de esta, estoy seguro

-Gracias- dije y suspiré antes de tomar de nuevo el tenedor y envolver varios fideos en el, lo lleve a mí boca y sin pensarlo lo metí, las nausias me invadieron, pero me contuve y tragué.

Hice lo mismo hasta que ya no había nada en mí plata, levanté la vista y allí estaba Jordán, sonriendo orgulloso. Se levantó y me abrazó

-Sabia que lo lograrás- susurro y lágrimas calleron por mis mejillas-¡Oye oye oye! ¿Qué tienes?- me preguntó acunando mí rostro y limpiando mis lágrimas

-Te extraño Jordán- confese y frunció el ceño

-Estoy aquí Maxin, no me iré a ninguna parte

-Ya he oído eso antes

-Pero siempre vuelvo Max

-¿Y si algún día no lo haces?- pregunté y me pare de un salto, él también lo hizo-¿Qué voy a hacer si un día ya no vuelves? ¿Qué haré sin ti Jordán?

-No debes pensar eso- se acercó y me tomo de los hombros mientras yo lloraba como loca- No quiero hacerte sufrir Max.

-Entonces no te desaparezcas- susurré y limpie mis lágrimas

-No puedo prometer eso- dijo y di un paso atrás y sus brazos calleron a sus costados- Sabes que no puedo

-No quiero que mueras Jordán.

-Algún día todos lo haremos

-¡Pero no puedes morir ahora! ¡Tienes que vivir mucho aún! Cuando seas viejo, tengas nietos y una hermosa familia, cuando ya tengas cien años y estés feliz, ahí puedes morir ¡No ahora! ¡Los Brooklyns van a matarte si no dejas de trabajar con ellos!

-¡No puedo dejarlo ahora Max! ¿Es qué a caso no lo entiendes?

-¡No! ¡No lo entiendo! ¿¡Por qué no dejas ese estúpido trabajo!?- grite con lagrimas callendo por mis mejillas

-¡No puedo! ¡Y sabes perfectamente por qué!- me grito y la furia era clara en sus ojos. Otra vez estábamos discutiendo por lo mismo

-¡No me harán daño Jordán! ¡DEJA DE TRATARME COMO UNA ESTÚPIDA NIÑA QUE NECESITA PROTECCIÓN!- le grite de vuelta y apreté mis puños, odiaba que él pensará que tenía que protegerme, Nick ya no quería hacerme daño desde hace un año

-¡SI DEJARAS DE COMPORTARTE COMO UNA NIÑA ESTÚPIDA PODRÍA DEJAR DE TRATARTE ASÍ!

-¡YA NO TIENES QUE PROTEGERME! ¡NICK YA NO ME HARÁ DAÑO!

-¿Quieres qué deje de protegerte?- preguntó más calmado, pero igual de enojado y yo asentí-¡Bien! Como quieras, pero no vuelvas llorando cuando algo malo te pase.- se dio media vuelta para irse pero hablé de nuevo

-¡Ten por seguro que no te buscaré Jordán!- grite y se dio vuelta para mirarme fríamente

-¡Me parece perfecto Maxin! ¡Ya no me busques! ¡Ya no me hables! ¡Has como si no me conocieras! ¡Terminamos joder!- exclamo y sentí un vacío dentro de mí

-¡Está bien! ¡Ya no me importa!- me hice la fuerte y me di vuelta para caminar a casa

-¿¡A dónde vas!?- lo escuché gritar

-¡A casa!- le respondí sin detenerme

-¡No puedes irte sola! Ya es muy tarde- escuché sus pasos acercarse y me gire, él estaba tenso y caminaba hacia mí

-No tienes que preocuparte, ya no somos nada, terminaste conmigo- al decir esas palabras mí voz se cortó y las lágrimas siguieron callendo. Jordán como de costumbre se mostró frío, se quedó parado en la arena, espere que dijiera algo, espere que dijiera que estaba arrepentido, pero en su lugar me sonrió sinicamente y dijo

-Suerte en seguir con vida princesa- limpie mis lágrimas y respire hondo

-Hay princesas que debemos salvarnos solas- dije calmadamente antes de darme vuelta y empezar a caminar, no quería escucharlo más, había roto mí corazón, apenas me di vuelta las lágrimas empezaron a caer de nuevo.

No alcance a hacer ni siquiera 10 metros cuando caí de rodillas en la arena a llorar, Jordán había roto mí corazón

¡No te odio Ian!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora