Matt Davis?

103 5 1
                                    

– Creo que necesitas relajarte un poco Erin. – Emma, era amiga del trabajo de mamá desde años atrás, también era la que llevaba el servicio médico dentro del campus. – sabes que no puedo evitar decirle esto a tu madre, te he visto muy dispersa estos días, está todo bien en casa... — me miró suavemente. – tu padre...?

– no es eso Emma. – suspiré y me bajé de la camilla. – solo no he podido dormir bien estos días, se me ha
ido el apetito, sabes?

– sé que es duro Erin. – colocó cariñosamente su mano en mi hombro. – es normal estar triste, al menos tú te lo permites.

Ambas hicimos mueca al vernos, mi madre tenía mucho trabajo, sí, en parte. Pero ambas sabíamos que estaba tomando rondas de más, para distraerse de la pérdida de mi padre. – pero necesitas hablarlo igual, comer aunque no tengas mucho apetito, ya me ha dicho tu madre que te desmayaste. – suspiró y anotó rápidamente algo en una hoja. – solo toma media tableta para dormir, en casos necesarios y. – dudó un segundo. – no le digas a tu madre que te he recetado esto, me matará.

Tomé la receta y sonreí a medias. – siempre y cuando no le digas que me he devuelto el estómago tan temprano.

Ambas asentimos al mismo tiempo. – creo que podrías ir a casa si lo deseas o quedarte a terminar el día. – se sentó detrás de su escritorio. Asentí antes de salir y le di las gracias con una mano.

Matt estaba fuera esperándome, Kyle estaba del otro lado del pasillo mirando furioso, quise correr a abrazarlo y soltarme – ¿todo bien? – la voz de Matt me sacó de mis pensamientos, lo miré nuevamente a él. –¿te sientes mejor?

– yo... – vi por el rabillo del ojo a Kyle darse media vuelta. – sí, solo necesito algo mejor que galletas para desayunar, sabes? – traté de sonreír

Matt asintió. – vamos entonces. – tomó con naturaleza mi mano y dio un tirón de mi para que caminara – igual tengo un par de horas libres.

Parpadeé varias veces desconcertada. – ¿eh?
– vamos Erin. – subió sus hombros. – no puedo dejarte sola y Kyle parece muy molesto, dudo que sea lo mejor estar cerca de él.

Comencé a mover los pies hacia el estacionamiento, – ¿cómo has estado? – discretamente tomé mi cabello para soltarme de su mano. – tenía mucho que no...

– hablábamos, ya sé. – miró su mano vacía, sin decir nada se tomó el móvil con esa mano, para ocuparla. – pues no ha pasado nada, mi madre me ha preguntado por ti, sabes? – llegamos a su auto y abrió la puerta para mi, sin esperar respuesta cerró mi puerta y caminó hacia el piloto.

– ¿como sigue tu mamá, alguna mejora? – me coloqué el cincho de seguridad mientras Matt arrancaba

– sí, el médico nos ha dicho que las  quimios están dando resultado al fin. – me miró rápidamente con una sonrisa, una sonrisa de verdad, haciendo que mi corazón palpitara emocionado.

– eso es increíble Matt. – sobé cariñosamente su mano libre. – ojalá pueda verla pronto, extraño los macarrones con queso. – reí al igual que Matt.

Llevaba demasiados meses sin verlo, sin hablarle o verlo sonreír verdaderamente, ni si quiera de lejos. Parte de mi sintió un peso menos, sin saber por qué, pero mi corazón se alivió con sus bromas el resto del camino y por una pizca de momento nos recordé felices, en este auto camino a nuestro primer viaje, nuestra primer cita, nuestro primer mensaje y nuestras primeras palabras. Era bueno tener a alguien feliz después de tanto drama.

Llegamos a una cafetería no muy lejos del campus, si algo adoraba de este lugar eran el pan francés y su café.

–¿por qué no nos acompañas hoy a cenar? – la comida estaba llegando a la mesa, alcé las cejas un poco sorprendida de su propuesta. – mi padres quieren hacer una cena, la noticia de las quimios es reciente y están contentos, deberías acompañarnos.

– yo... – tomé un poco de crema para mi café. – ¿crees que sea buena idea?

– claro. – dio un sorbo a su té caliente. – sé que todo fue muy abrupto, para mis padres también lo fue cuando nos separamos. – escuchamos la campanita de la puerta al abrirse, sin darle mucha importancia. – pero conoces el corazón de pollo que tiene mi madre, te adora y seguro sería una bonita sorpresa que estuvieras hoy.

Me ruboricé ligeramente. – sí de verdad crees que no hay problema, claro que me encantaría verla y cenar con ustedes... podríamos incluso jugar cartas como los viejos tiempos. – estaba sonriendo... antes de ver a Kyle acercarse a la mesa.

–¿por qué no estás en clase? – Matt y yo giramos al mismo tiempo, ambos no tan sorprendidos de verlo aquí. – deja eso, ¿por qué estás fuera de clase, con este imbecil?

Matt soltó su cubierto, cerró los ojos y suspiró ruidosamente, mis manos comenzaron a sudar.

– venga. – le dijo Matt tranquilamente, lo miré desconcertada. – retírate, no querrás hacer una escena aquí dentro.

– no me digas qué hacer. – Kyle estaba rojo de enojo. – vámonos ya, Erin.

– es que no quiero. – fruncí la frente, molesta de verle aquí, sin entender que estaba haciendo ahora. – no entiendo por qué te pones así ahora.

– venga que eso no importa. – suspiró apretándose el puente de la nariz. – solo vámonos, hablaremos en el camino.

– necesito que nos dejes en paz Kyle. – susurré, comencé a sentir la mirada de varias personas en la cafetería. – te veré más tarde, ve a clases.

– Erin... – Kyle tomó mi brazo haciendo que de manera inmediata Matt se pusiera de pie, eran casi de la misma estatura, sin embargo Matt por su complexión aparentaba ser más alto, Kyle y él se miraron un momento, mis ojos se empezaron a llenar de lagrimas.

– venga Matt, Kyle. – susurré. – por favor, Kyle, vete. No entiendo por qué haces todo esto.

Kyle me miró desde arriba soltando despacio mi brazo. – tienes razón, tampoco lo entiendo yo.

– pues largo niño, antes de que esto se ponga mal. – Matt ya no sonaba tranquilo. 

Kyle suspiró. – por favor háblame más tarde. – me dijo rápidamente, pude notar que sus ojos también estaban rojos ya. – cuídate Davis.

– cierra la boca ya. – Matt tomó asiento mientras veía cómo Kyle Tomaba la puerta para salir. – ey, no llores. – parpadeé de repente sintiendo mis pestañas mojadas, ¿en qué momento había empezado a llorar?, estaba asustada nuevamente. – lamento si te he espantado. – me miró con las cejas bajas. – te prometo que ya no soy el mismo.

Asentí mordiéndome el labio, miré mi café ahora tibio y mi pan, de repente, no tenía hambre de nuevo.

—————————-

Hey hola!
Espero de todo corazón que se encuentren con salud, ante semejante emergencia, por favor, quédense en casa, pasen tiempo con su familia o con ustedes mismos/as, es tiempo de guardase y mantener la calma, cuídense mucho. Todo va a salir bien.

TENTACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora